ALEGRÍA
ALEGRÍA
Un desagradecido
si ahora no alegaras la
alegría,
si los versos que antes
fijaban la memoria, el
miedo o el amor,
tres vastedades tristes,
en adelante no cantaran la
esperanza,
el legítimo y fértil y
ancho desasosiego de estar vivo.
Atrás los años mozos, la
juventud,
la extraña adolescencia
empeñado en buscar lo
bello en lo más triste,
la dignidad
en la lluvia y en la
desdicha,
fingiendo un verdadero
dolor cuanto aún no era
el tiempo del dolor.
Ha habido que morir y
renacer,
ausentarse del tiempo y
tornar como junio
con trigo en la chaqueta,
para ver los errores y
acordar
que el dolor sólo es
noble si es semilla,
que la tristeza solo
ensalza si es un bosque
no de armonía sino de
profundo sentido.
Ha habido que morir para
aceptar la vida
con la misma emoción con
que se aceptan
las camisas de un padre,
como graciosa herencia,
y acoger en el seno a la
alegría
que es amor, puro fruto,
un gozoso legado que
también ennoblece.
DATOS DEL POETA: Pedro Sevilla
(Arcos de la Frontera, 1959). Para saber más de él, visita este
enlace, pinchando
aquí y también aquí.
De su poesía destacamos, los dos poemarios que tenemos en nuestra
biblioteca personal: Tierra leve (Renacimiento, 2003) y Todo
es para siempre, antología (Renacimiento, 2009).
COMENTARIO: Este
poema nos puede servir para comprender como las enseñanzas del
dolor nos proporcionan el material adecuado para aceptar la vida con
alegría. En nuestras clases, sobre todo este curso, recaemos una y
otra vez en el análisis del dolor que supone estar vivo: las
ausencias, los desengaños, la imposibilidad de satisfacer los
deseos, etc. Y más de una vez, el alumnado (cometiendo una falacia
ab hominen, todo hay que
decirlo) señala al triste profesor de filosofía para
recriminarle cómo soporta su propia existencia. En el poema de Pedro
Sevilla tenéis una posible respuesta: uno de los modos es aceptar
la vida/ con la misma emoción con que se aceptan/ las camisas de un
padre..., y decirlo mediante un
poema, por ejemplo. Es decir, que un modo de soportar la existencia
es hacerlo estéticamente: la literatura en general, y la poesía en
particular, viene a ayudarnos en esta batalla contra la desdicha y la
tristeza. Al leer este poema, levemente sonreímos, como quien sonríe
cuando pasea con las camisa jornalera heredada de su padre. (¿No
me lo notáis de vez en cuando...?).
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