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BLUE

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Estos días azules y este sol de la infancia. De autobuses que vuelven a casa del colegio. De sangre en la nariz y pómulos morados, no hables con tus padres, sabemos dónde vives. De lunes de meriendas tiradas por el patio, de martes de saliva y tinta en el estuche. De miércoles de wásaps, cartas sonrientes, amigo, no te escondas, te estamos vigilando.  De jueves de mañana serán cuarenta euros . De viernes de pestillos que no cierran. Y así otra vez lunes, así otra vez martes, y así todos los días azules de la infancia. Bajando la cabeza en los pasillos, soñando la llegada de un ángel justiciero: bazucas que destrocen las pizarras, catanas que rebanen las cabezas y bombas que explosionen autobuses. Y así poder entrar sin miedo a los autobuses. Beber sin que te mojen los cuadernos, hablar sin que se rían. Y te griten. Y te escupan. Y entonces llega un día en que no más, y viene el director a poner orden. Y llama a tus padres, no es hora de lamentos. Tenemos que evitar que ocurra otras...

LA CASA

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  “Porque es inútil repetir lo que termina en nada” (José Manuel Caballero Bonald)   Durante algunos años, habité en la mentira. Era una casa de paredes blancas dentro del corazón, con macetas de plástico y un ave disecada que cada día me entonaba unos acordes amarillos (lo llamaban “amor”). Las ventanas abiertas daban a un bosque retorcido y hermoso donde crecían a sus anchas las promesas. Aquello era querer y que me hirieran: cultivar ese bosque de palabras, regarlo con mi sangre y limitarme a contemplar su colorido en las noches sin luna.   Un día la tormenta estremeció mi pecho; temblaron los cimientos de la casa y tuve que marcharme sin mirar hacia atrás.                          (Llovió meses enteros sin que me rescataran.) Cuando quise volver para salvar del abandono algunos trastos viejos agarrados ...

UN CAMINO TAN LARGO

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Ven, te lo suplico, no me arrojes medio segundo de mirada indiferente. Ven, te lo ruego, déjame mostrarte todos los mundos que he hecho nacer solo para ti. Ven, líbrate de la asfixia, busca entre tus venas, no entre tus pensamientos. abre tus grietas, porque la vida es demasiado seria y el placer el la única memoria que nos queda. Ven, gírate hacia este horizonte, percibe cómo mis muevas rozan lo estúpido solo para ganarte un instante más, y que así descubras en mí otro hogar, otra esquina donde el tiempo sea un tesoro. Ven, deshaz tus pasos, déjame usar tus uñas como embarcadero, déjame sentir tu sonrisa desde la nuca, permíteme ser el parasol de tu sombra. No pido más que ser la sorpresa agradable de aquel rato, la física cuántica más inmediata y fugaz. Me conformo con ser uno de tus descansos, una de tus tantas sonrisas diarias. Ven, aunque no sé si aquí serás feliz, pero al menos tendrás a alguien junto a ti...

THE HORSE SOLDIERS (1959). UN POEMA PARA FOCO Y EL COLECTIVO BRUMARIA

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La guerra era la guerra en aquella película. Los cañones sonaban de verdad. Los heridos sufrían de verdad. El cielo reflejaba al rojo de la sangre mezclado con el fuego de las detonaciones y el terror se extendía por el estremecido paisaje, como un ángel oscuro desplegando sus alas de murciélago  sobre la inmensidad de la verde planicie, salpicada de cuerpos destrozados. La guerra era furia en Misión de audaces, y sonido que estallaba en las sienes, y era un cuento contado por un idiota (y todo eso que dice Shakespeare en Macbeth).                         Pero había grandeza en esa guerra. Y John Ford, que no era ningún idiota, supo subrayar ese aspecto (hoy tan poco política- mente correcto) y darle a la guerra un sentido más allá del vacío, más allá del dolor. La nobleza, el honor, la bravura, el espíritu de sacrificio, de caballerosidad, el coraje y la buena crianza son virtudes que habitan en el pe...