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Mostrando entradas de diciembre, 2021

PARA VENIR A POSEERLO TODO

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  Para venir a poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada. S. Juan de la Cruz   Al hombre liberal y moderado, racional y benéfico, le deseo un encuentro con la devastación de su promesa por un terror sublime. Le deseo una cita con los frutos salvíficos de la peste. Que se trague una a una, una a una, todas las amputaciones de la lepra. Que le despierte el choque con un amor salvaje, un amor sin esquinas y la desproporción que solo puede traducir un cuerpo que mansamente afirma, frente al vacío, su blanda consistencia. Con ese amor salvaje que es el cuerpo en sí mismo. Le deseo una noche de ratas y belleza, un fascinante ritual de alcantarilla; una oblación en labio inapropiado que le despiece, que le desmesure, que, al cabo, le desnazca. Al hombre que domina las circunstancias le deseo un hijo irregular que le enseñe la dicha de perder y perderse en la inmensa ternura de una mirada bizca, le deseo blandas migas de pan taponando el oído para escuchar

EN LAS FRÍAS MADRUGADAS

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Para mis alumnos, que se agrupan cada mañana  a las puertas del Instituto   En las frías madrugadas y en las mañanas luminosas, entre la niebla o sobre la hierba fresca, húmeda en los días de abril, llegabais puntuales a clase en monótonas bandadas de luz.   Nadie os dirá jamás que sois hermosos, nobles en la constancia del camino, que vuestros pasos nada saben, ahora, de la oculta desdicha o el oscuro temor, que a todos juntos os redime vuestra pasión de alas, este anhelo de ser verdadero.   Por eso cada día una lenta tristeza os dice adiós a todos, sabiendo que marcháis hacia un país perdido en cuyo espejo no se reconocerá ya nunca vuestro vuelo.   DATOS DE LA POETA :  Esperanza Ortega (Palencia, 1953). Durante más de 35 años desarrolló su trabajo de profesora de Lengua y Literatura en los institutos Jorge Manrique, de Palencia, y Pinar de la Rubia y Núñez de Arce, de Valladolid. Ha publicado poesía y narrativa, además de realizar antol

LAVADORA /LABADORA

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LAVADORA   El día que moriste me compré una lavadora.   Al abrir la puerta   se me mojaron los pies,   el agua me pilló por sorpresa.   Ya sabes, ríos azules recorren mi pecho,   el mar se desborda por mi boca.   Fue aquella vez, mirando desde la escotilla al mar   entre el jabón y los trapos sucios,   cuando supe que te alcanzó la ola.   Metí mis manos al instante en el agua enjabonada,   buscándote en vano entre mi ropa.   Lloré con mi boca   con mis orejas con mi ombligo,   lloré con mis manos con toda mi piel.   Desde entonces, tengo ríos muertos recorriendo mis venas   y una nueva lavadora.         LABADORA   Zu hil zinen egunean labadora bat erosi nuen.   Atexka zabaltzean   oinak busti zitzaizkidan,   ezustean harrapatu ninduen urak.   Erreka urdinak ditut bularrean, badakizu,   itsasoak gainezka egiten dit ahotik.   Labadoraren eskotillatik itsasoari begira izan zen,   bat-