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Mostrando las entradas etiquetadas como machismo

VOLVERÁS ABRIL (DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO)

Alza la mano, solo para pedir besos y flores. *** Noches inquietas: gira la cerradura, desnuda el miedo. *** ¿Quién olvida   los pétalos alegres en las espinas? *** Todo el silencio respira insuficiente en el dolor. *** No sé quién soy, desconocido calor en la mejilla. *** Si todos sabíais, ¿por qué se escondieron mudas lenguas? *** Miro el espejo: duelen gastadas lágrimas, más que la sangre. *** Borra tu figura un nuevo mapa mudo, vuelvo a volar. *** Ya no hay lágrimas,   ni el dolor de siempre, solo silencio. *** Maldigo el cerco que alienta la derrota, penas y dudas. *** La peor pregunta   ¿y tú también, hijo? Tuvo respuesta. *** Se oyen vecinos, un cercano almíbar, para naufragios *** Una llamada, que   no la pare el viento. No hay silencio. *** Soy universo, huella microsc...

LA TRISTE VIDA DE UNA MUJER

LA TRISTE VIDA DE UNA MUJER lo primero que aprende es que no es un hombre y tarde o temprano el ser mujer se vuelve un carga y tarde o temprano aprende que conlleva beneficios dolorosos y dolorosos perjuicios que debe combatir ella entiende, de algún modo, que el perjuicio mayor es la sumisión, y tarde o temprano, ella, se somete, de algún modo, ella utiliza con paciencia e incomodidad las dolorosas alternativas ella se asusta y quiere ser una mujer madura y llega a ser mujer madura y se asusta de ser mujer madura a veces escoge, pero principalmente es escogida por uno o varios hombres que se vuelven sus protectores sus destructores sus maridos y amantes que encarnan para bien o para mal los distintos grados de todo lo que pasa entre un hombre y una mujer a veces su cuerpo se abre y deja salir un hijo frecuentemente su cuerpo es destrozado con un dolor insoportable aunque más frecuenteme...

YO NO SOY AUDREY HEPBURN (8 de marzo. Día de la Mujer Trabajadora)

YO NO SOY AUDREY HEPBURN Put the blame on Mame, boys gilda Yo no soy Audrey Hepburn. No me detengo en tu salón durante años en un cuadro con marco triste y cristal roto. Ese cristal inaguantable que reproduce la leucemia del amor, esa grieta extravagante, uniforme, que se agranda con el tiempo sin que nadie la toque. Ese tajo que distorsiona los labios de la imagen, esa imagen frente a la que dos se besan y que va deshaciendo sus bocas atravesadas por una enorme guillotina. Yo no soy Audrey Hepburn. No aparezco en tu infancia como una actriz de los cincuenta, ni te tomo de la mano frente a tu casa oxidada, ni llevo hasta el olvido tu barrio tan doliente de las afueras de esta ciudad. Yo no soy esa fotografía, ni el guión con tachaduras que nadie verá hasta que hayamos muerto. Yo no soy la reina de nadie, ni la princesa Cinderella, ni un hotel de Las Vegas, con cama de agua, donde enamorarme tres noches seguidas d...