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Día 10. Poesía. Rueda. Tiempo.

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El mundo tan quieto ahí afuera. El tiempo tan quieto aquí dentro. Las agujas endebles y de paso lento mecen las cuentas de un rosario antiguo. Ahora como cuando tengo hambre, como. Como cuando tengo sed, bebo y duermo como si tuviera sueño.   El tiempo tan quieto aquí dentro, se derrama por el mantel de la mesa del comedor, por si acaso es un engaño, me apresuro a recoger los platos después de la gran hazaña del almuerzo como si tuviera prisa. Y devoro libros porque los personajes parece que me amenazaran desde el principio. Y pienso rápido en hacer la video-llamada que antes nunca hice. La rueda es redonda como el tiempo, como la vida, como mi casa aquí y ahora. Es difícil no correr tras una pelota que corre. El mundo tan quieto ahí afuera con su mascarilla puesta y las manos limpias y aquí dentro el tiempo tan quieto cuesta abajo y sin frenos y las manos más limpias.   El tiempo ha muerto, dilo en voz alta, me digo y lo digo.   El yugo cotidiano se impone a lo real. Si ...

COVID´19

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Los delfines remontan las calles de Venecia. En Linfen, la ciudad más contaminada del mundo, inauguran de nuevo el paisaje y los chinos se quitan las molestas mascarillas después de años respirando veneno. Cuánta belleza existió en aquel infortunio de avenidas desiertas y calles desterradas. Los aviones no volaron y fabricaron un cielo despejado, con un pronóstico de escasa contaminación. Los diarios narraban que en Nueva York los vagones del metro se quedaron vacíos, que la quinta avenida se paró, en seco un día. Y que abril fue el mes más lluvioso de las últimas décadas. Ahora hace cien años de todo eso. Principios del los veinte del siglo XXI. La tierra se rompió para volverse limpia. Se sublevó la naturaleza ferozmente ante la ingratitud de sus sordos y ávaros inquilinos. Los gobiernos se dieron con el cristal en la frente. las especies tomaron las calles, los bosques y las playas. Se desplomaron todas las bolsas, y el mundo, aunque siguió girando, se detu...