EL BALNEARIO
Unas mesas vacías junto al mar. Casi de madrugada, leímos unos versos: Konstantin Kavafis escribió ese poema en el que un viejo, desde el fondo oscuro de un café, se arrepiente de haber malgastado su vida con la excusa del futuro. El placer llegaría, se dijo; tienes tiempo de cumplir tus deseos. No fue así, y la edad se burló de su prudencia. Un resto de sensualidad, una mirada antigua permanece en el paisaje de columnas rotas del balneario: quiero que recuerdes la luna llena sobre el mar en calma, esta música leve que atraviesa la noche y la vuelve distinta, despoblada como un sueño. Y quiero decirte, ahora que tu cuerpo es la única patria, mi solar deseado y mi presente, que no he de lamentar las ocasiones perdidas. Sólo busco tus labios. Algún día cuando vuelvan a oírse los versos de Kavafis, tal vez otros amantes nos sucedan, sin sabernos. También ellos verán, como un símbolo, esta frágil, desolada grandeza de las ruinas humildes. DATOS DEL POETA: Antonio ...