Yo te estaba esperando. Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho, de la letra sin pulso y el verano de mi primera carta, por los pasillos lentos y el examen, a través de los libros, de las tardes de fútbol, de la flor que no quiso convertirse en almohada, más allá del muchacho obligado a la luna, por debajo de todo lo que amé, yo te estaba esperando. Yo te estoy esperando. Por detrás de las noches y las calles, de las hojas pisadas y de las obras públicas y de los comentarios de la gente, por encima de todo lo que soy, de algunos restaurantes a los que ya no vamos, con más prisa que el tiempo que me huye, más cerca de la luz y de la tierra, yo te estoy esperando. Y seguiré esperando. Como los amarillos del otoño, todavía palabra de amor ante el silencio, cuando la piel se apague, cuando el amor se abrace con la muerte y se pongan mas serias nuestras fotografías, sobre el acantilado del recuerdo, después que mi memoria se convierta en arena, por detrás de la última mentira, yo segu...