COSAS EN COMÚN

Habernos conocido
un otoño en un tren que iba vacío;
La radiante, aunque cruel
promesa del deseo.
La cicatriz de la melancolía
y el viejo afecto con el que entendemos
los motivos del lobo.
La luna que acompaña al tren nocturno
Barcelona-París.
Un cuchillo de luz para los crímenes
que por amor debemos cometer.
Nuestra maldita e inocente suerte.
La voz del mar, que siempre te dirá
dónde estoy, porque es nuestro confidente.
Los poemas, que son cartas anónimas
escritas desde donde no imaginas
a la misma muchacha que un otoño
conocí en aquel tren que iba vacío.




DATOS DEL POETA: Joan Margarit: Poeta español nacido en Sanaüja, Lleida,  en 1938. Ejerce actualmente su profesión de Arquitectura en la ciudad de Barcelona donde además ocupa una cátedra en la Universidad de Barcelona.Es uno de los mejores poetas catalanes vivos cuya obra abarca una extensa variedad temática. Su poesía la retrata muy bien Sam Abrams cuando dice que el poeta siendo un sensualista, no puede permitir que su poesía no sea un vehículo para proyectar hacia el mundo su amor sensorial y sensual a las cosas de la vida. Desde el año de 1980 el poeta decidió utilizar el catalán como lengua literaria, con la que ha publicado casi el total de su obra  poética integrada por más de quince libros entre los que destacan: «Mar d’hivern» en 1986, «Llum de pluja» en 1987, «Edat roja» en 1989, «Els motius del llop» en 1993 y «Aiguaforts» en 1995.A partir de 1999, el poeta  publicó ediciones bilingües de sus libros «Estación de Francia», «Cien poemas», «Poesía amorosa  completa» y «Joana», en memoria de una de sus hijas, quien falleció a la edad de treinta años.  Su última obra, "Casa de Misericordia", editada por Proa en 2008, obtuvo el Premio Nacional de Poesía, el Rosalía de Castro y el de Poesía de Catalunya.
                    
COMENTARIO: Como vemos, el poema parte de una experiencia personal, un viaje en tren,  y  desde el recuerdo el autor  construye un magnífico poema de amor con un lenguaje cotidiano y pegado a la realidad. Son lugares reconocidos por cualquier lector las ciudades de Barcelona y París, un tren, el mar… Pero el poema es único, jamás dicho hasta ahora.

El amor parece estar siempre marcado por el paso del tiempo, los recuerdos, y el carácter contradictorio del deseo. Margarit introduce la escena de un encuentro otoñal en un tren vacío, un lugar de tránsito que representa tanto el inicio como la fugacidad de una relación. El deseo es una contradicción: una chispa de esperanza mezclada con el dolor anticipado de lo efímero.

La cicatriz, "el viejo afecto" ayuda a entender "los motivos del lobo" y aportan una imagen de un amor que ha soportado las pruebas del tiempo, conservando una mezcla de vulnerabilidad y resistencia. A veces, es egoísta del amor, encuentra sus propios motivos y justificaciones para persistir en lo que está condenado a terminar. No sabemos los motivos exactos, pero el lector puede ser un testigo silencioso de los "crímenes" cometidos por amor. La "maldita e inocente suerte" parece describir la fatalidad y pureza inherentes a este tipo de relación: aunque existe un sentimiento de estar destinados a esta conexión, también hay en ella un elemento de pérdida y resignación. Así es el amor, finito.

Y luego está el mar, siempre el mar, como un confidente eterno, recordando al lector que este amor es profundo y persistente. La última imagen es especialmente evocadora: los poemas como "cartas anónimas" enviadas a esa persona del pasado, a la "misma muchacha" que el poeta conoció en aquel tren vacío. Con esta metáfora, Margarit sugiere que la poesía sirve como un medio para comunicar aquello que no pudo ser dicho o vivido plenamente. Los versos son, así, un eco del amor que trasciende el tiempo, conectando pasado y presente en un diálogo íntimo e inacabado. ¿Y si existiera un amor más allá del tiempo y el espacio? Nosotros lo desconocemos, pero quizás, algún día...

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