LÍNEA CLARA


LÍNEA CLARA
Dicen que hablamos claro, y que la poesía
no es comunicación, sino conocimiento,
y que sólo conoce quien renuncia a este mundo
y a sus pompas y obras —la amistad, la ternura,
la decepción, el fraude, la alegría, el coraje,
el humor y la fe, la lealtad, la envidia,
la esperanza, el amor, todo lo que no sea
intelectual, abstruso, místico, filosófico
y, desde luego, mínimo, silencioso y profundo—.
Dicen que hablamos claro, y que nos repetimos
de lo claro que hablamos, y que la gente entiende
nuestros versos, incluso la gente que gobierna,
lo que trae consigo que tengamos acceso
al poder y a sus premios y condecoraciones,
ejerciendo un servil e injusto monopolio. 


Dicen, y menudean sus fieras embestidas.
Defiéndenos, Tintín, que nos atacan.


DATOS DEL POETA: Luís Alberto de Cuenca. Interrumpió los estudios de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid para licenciarse en Filología Clásica en 1973.

En 1976 obtiene el grado de Doctor en Filología clásica. Ha sido director del Instituto de Filología del CSIC y de la Biblioteca Nacional de España, así como Secretario de Estado de Cultura durante el gobierno popular de José María Aznar. De su actuación en este cargo cabe sobre todo destacar la puesta en marcha de la llamada "BLU" ("Biblioteca de Literatura Universal", creada sobre el modelo de la célebre colección de clásicos franceses "La Pléyade"), y la estimación del germio de historietistas para la Medalla al Mérito en las Bellas Artes. Ha traducido, entre otros, a Homero, Eurípides, Calímaco, Charles Nodier y Gérard de Nerval.

En 1987 obtuvo el Premio Nacional de Traducción por su versión del Cantar de Valtario. Parte de su obra ha sido traducida al francés, alemán, italiano, inglés y búlgaro.
Fuente: es.wikipedia.org


COMENTARIO: El monográfico que publicó la magnífica editorial Litoral sobre el autor se subtitula De Ulises a Tintín. No por casualidad el poema termina citando a este personaje de cómic, porque los referentes del poeta, además de los clásicos de más arriba (los serios Homero, Eurípides, Calímaco, etc.) son también los iconos de la cultura pop y de la posmodernidad. Además, la implicación política de nuestro poeta, como reconoce en el poema es pública y notoria (trabajó en el gobierno de Aznar). Y, sin embargo, ¿qué importa? La poesía, la lectura de poemas es tan libre que, aunque podamos interpretarla bajo este signo, no se agota. Y lo siento, pero a mí me gusta este poeta en general y este poema en particular. Además, en su poesía reivindica “la amistad, la ternura, la decepción, el fraude, la alegría, el coraje, el humor y la fe, la lealtad, la envidia, la esperanza, el amor”, todo eso que es cuerpo, y se aleja de lo intelectual y lo filosófico, de lo abstruso. Pues claro, yo también abandonaría lo intelectual, lo filosófico, lo abstruso si no fuera unido al cuerpo, a la amistad, a la ternura, a la decepción, al fraude, a la alegría... al amor. Porque, igual que no concibo la filosofía sin ese componente orgánico, me resulta muy difícil que alguien no se acerque a la poesía con toda la vida que cabe en ella. Sólo quien no lee poesía puede afirmar que puede ser aburrida, pero igualmente las aventuras de Hergé también les resultarían soporíferas y eso sí que no tiene perdón de dios...

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