PUENTE DE SOLEDADES (PRIMER POEMA. CURSO 2017/2018)
PUENTE DE SOLEDADES
Hay tantas realidades escondidas,
ocultas por la niebla de las horas sin tiempo.
Hay una, dos palabras, millones de palabras
que esperan la sorpresa de unos labios.
Pájaros que no encuentran
la mano, casi rama,
que les señale el nido.
Hay murmullos sin bosques
para aquietar sus lenguas divididas;
calles sin ese árbol
que les siembre una antorcha
de amarilla nostalgia,
ríos preguntando un cauce,
mares, que no descubren, eterno, un horizonte,
con la antigua sospecha de sus olas.
Vientos desheredados, sin refugio,
en busca de veletas y balcones
donde dejar su aliento y su llamada.
Estrellas sin un cielo
para clavar su asombro errante y mudo.
Hay caminos perdidos,
que ignoran el destino de sus pasos.
Y hay corazones que se quedan solos,
llama encendida, nombres sin respuesta,
suplicando a la vida.
Hay voces en la tierra
recorriendo esperanzas.
DATOS DE LA POETA: Elena Martín Vivaldi (Granada, 1903-1998) debió ser una persona muy especial. Su padre, catedrático de Ginecología y primer alcalde al proclamarse la II República, le animó a estudiar (se licenció en Filosofía y Letras pero ejerció principalmente de bibliotecaria en la universidad granadina) y a ser libre. Según cuentan, fue de las primeras mujeres que en la Granada conservadora de la posguerra utilizó pantalones, fumó en público y formo parte de grupos literarios. Hoy esto parece una anécdota, pero no nos debe distraer de la importancia en su momento. Fue una mujer vitalista, bromista, amante de los placeres, la amistad y la naturaleza.
Entre sus obras, podemos destacar Escaleras de luna (1945), Durante este tiempo (1972), La realidad soñada (1993), Distinta noche (1999), etc. Nuestro poema aparece en una magnífica antología Unos labios dicen, a cargo de Andrea Villarrubia.
Entre sus obras, podemos destacar Escaleras de luna (1945), Durante este tiempo (1972), La realidad soñada (1993), Distinta noche (1999), etc. Nuestro poema aparece en una magnífica antología Unos labios dicen, a cargo de Andrea Villarrubia.
COMENTARIO: "Hay tantas realidades escondidas" que nos cuesta trabajo reconocerlas, incluso en lo cotidiano. Un pájaro, un río, un camino cualquiera, el mar o un cielo estrellado. Sin embargo, sospecho que la poeta, aún refiriéndose a estos paisajes naturales, está describiendo algo personal y auténtico. Cuando miramos no es que descubramos nada nuevo (un pájaro desorientado, un árbol solitario en la calle, un camino trillado o la noche diaria), todo estaba ahí como antes, pero algo ocurre en nuestro interior que hace que veamos de otro modo; y, entonces, nos confundimos: lo que nos rodea se viste de soledad, de nostalgia, de abandono. Todos nuestros pasos parecen perder su sentido.
Pero, ay, no me digan que no es bello el modo que tiene Elena Martín Vivaldi de contárnoslo. La poesía sirve para esto. Pero me temo, que todos los poemas "esperan la sorpresa de unos labios". Hay que leer poesía. En silencio, en soledad, meditando, pero también en clase, compartiendo todo lo que es capaz de aportar una lectura atenta y abierta a varias interpretaciones. Creo firmemente que la poesía es como ese corazón solitario del final del poema que suplica a la vida, que necesita la voz de los lectores para no seguir tan solo. Ojalá este curso sea fructífero y vosotros, lectores de este blog, seáis portavoces de este espacio tan necesario en las aulas y fuera de ellas.
"Hay voces en la tierra/ recorriendo esperanzas". Y lugares como este que los mueve el mismo entusiasmo: llenar de palabras, diálogo y esperanza un mundo triste y gris como el primer domingo de septiembre. Esperemos conseguirlo. En cualquier caso, valga este hermoso poema de Elena Martín Vivaldi para comenzar una nueva andadura (en apenas un mes cumpliremos 7 años) con el que además hemos querido hacer una apuesta por la libertad que representa la vida y la obra de la autora granadina. Un abrazo sincero, gracias por estar ahí y empezamos.
Sí que es bello ese modo de la autora, cómo no iba a serlo, pero ay, que no me había enterado de ' papa', ojú. En la primera lectura, que nunca es una por otra parte, me pareció todo una enorme metáfora referida a la soledad, al silencio inherente al hombre. Metáfora o sucesión de ellas bellísima que me recordó a aquel cartero entrañable de Neruda de Skármeta. ' La niebla de las horas sin tiempo' sólo podría, pensé, afectarnos a nosotros, dejando impasible correr el perfecto orden natural de los pájaros, mares, ...
ResponderEliminarEn fin, precioso, al fin y al cabo.
Encantada con su regreso. El Poema de la Semana, un faro antiniebla.
Gracias.
Hola Isabel, ¡qué bueno volver y qué bueno que participes tan activamente!, para mí es un honor. Por cierto, tienes razón en tu apreciación. Mi lectura es un tanto "interesada", porque tenía que presentar este curso. Seguiremos en contacto. Yo cada semana también espero tu luz entre las nieblas... Gracias, de nuevo, por estar ahí.
ResponderEliminarTITÁNIDE
ResponderEliminarLa verdad como un puño descansa
en los muros de muñones de muchos
a los que mudo ha dado la espalda
el mundo que en ellos se levanta.
Crea al latir inmensos reductos
oscuros que, en su pugna, arrasa
alambrada de aire en una masa
de escombros; justos, ensalzan un yugo
por el bien de los suyos que aplastan.
Después de todo el muro aguanta
aun a costa del peso inhóspito.
Y por más que Atlas calla en su pulso
-¡Jamás¡- cada segundo, al empujar
la esperanza: no pasa, sin reventar.
Gracias. Me gustó. Como no pocas veces sin certeza de haberlo comprendido. Autor?
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Fernando R.Álvarez
ResponderEliminarGracias
Eliminar. Ritmos y Leyendas
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EliminarY tu no te quedes donde el fuego brilla,
Eliminarllenando el corazón con un sueño mortal,
pues los pechos palpitan y los ojos fulgen;
sal al crepúsculo oscuro, sal, ven aquí.
___________ W.B.YEATS ______________
Eliminar------------LA MUSA VARADA-----------
Las estrellas tejen hilos,
en las cornisas de sus cumbres reinan
sobre equilibrios de suspiros:
brillos de centinelas cenicientas…
La noche es una tela de araña
donde los hombres son la presa
de la luna que les aplaca
y como quiere los maneja.
Con la seda helada de su aura
ávida, la perla pálida los atrapa,
brillando lenta les enreda
y, con la cara oculta los devora
oscura, rápida en la trampa
donde fugaces errantes merodean.
Arídae: promesa escuálida.
Abraza voluntades, baila
pausas de breve belleza sueltas
y las desangra descuidada.
Cuenta alas de mariposas deshojadas,
se duerme y sueña con sus carcasas,
desata las hadas de sus lenguas;
valores de palomas veloces,
clamores, silencios atroces
en las noches que corren feroces.
La monarca, reina en las distancias,
asienta su trono en la nada
sobre el polvo de los siglos,
en su palacio de ceniza insomne.
Donde se pasea frenética Diana, para
cazar con la flecha de una mirada
de plata que se clava sin razón
porque no hay amor en su alma,
ni piedad para los hombres que la aman
y no saben pronunciar su nombre,
desechos cuando los mira Dama
Callada con ese silencio que descansa
sobre un lecho de palabras claras.
Un reino tiene el genio en el cielo,
el necio le regala un paraíso,
quiera entonces el sol desaparecer
para mirar la luna hasta quedar ciego.
Que si la Bella Muda está desnuda
es porque se baña en nuestros ojos,
flota grávida en los parpados,
en las cuencas mojadas de sus cuentos:
sirena harta de esperanza
sólo canta cuando están secos.
Anida así una extraña música,
en su nido eclosionan precipicios,
sueños, dudas de crisálidas nocturnas,
cría larvas de principios a piano,
muy despacio, varada en medio
y con cuidado de las aguas que desplaza;
se hace collares con sus olas,
los olvida y pierde a la deriva,
golpean en las rocas del mundo
el suave rumor de sus partituras…
¡La vida entera en una sola de sus notas¡.
La ninfa guarda la charca
de los más raros de los espejos,
seducen sombras que resquebraja
y parte en Auroras, joyas de Hechos,
perdidas en el río de la memoria
ahogada por los llantos de Morfeo.
El deseo es una norma que fluye,
cae al fondo de las formas por el peso
a lo más hondo de los excesos:
el ruego al aire sin oxigeno.
(Que no te arrastre la corriente).
Mis sedas japonesas son mariposas desesperadas
EliminarSiempre dispuestas a verse clavadas
en cualquier momento, anestesiadas.
Silvia Plath.
Auden, genero un malestar por que no supo evocar la sensación y el dibujo que el mismo trato de hacer al respecto de una vida que el proclamaba pero que no vivía. El coleccionista es ese reconocimiento a su incapacidad para no tenerlo.
ResponderEliminarGeneró entonces una pregunta en Cincuenta canciones para no escribir un poema sobre la Bondad que, Silvia Plath, recogiendo el legado de Emily Dickinson ,en pequeñas cataplasmas de sus cristales, no pudo soldar el vacío con abismos de aire. Sus vidas son prueba de ello.
Oye: busca al burro que no te oye.