TECNOLOGÍA.
Mi abuelo no sabía leer, tampoco
sabía escribir. Sin embargo, era conocido
por las historias que contaba. Él encendía,
rodeado de críos, las fogatas de San Juan.
La caligrafía de mi padre era inclinada, elegante.
Tejía el papel con precisión,
como si esculpiera sobre la pizarra.
Todavía tengo la postal que envió desde la mili:
"Yo bien, tú bien,
mándame cien".
Nosotros mandamos
mensajes electrónicos.
Es cierto: en tres generaciones hemos recorrido
un largo trecho en la historia de la escritura.
De todas formas, las preocupaciones, los miedos
son los mismos de siempre, y lo seguirán siendo:
"Yo bien, tú bien..."
Kirmen Uribe.
NO ES VERDAD.
No es verdad. No he cambiado
en mis sueños
siempre tienes veinte años.)
sabía escribir. Sin embargo, era conocido
por las historias que contaba. Él encendía,
rodeado de críos, las fogatas de San Juan.
La caligrafía de mi padre era inclinada, elegante.
Tejía el papel con precisión,
como si esculpiera sobre la pizarra.
Todavía tengo la postal que envió desde la mili:
"Yo bien, tú bien,
mándame cien".
Nosotros mandamos
mensajes electrónicos.
Es cierto: en tres generaciones hemos recorrido
un largo trecho en la historia de la escritura.
De todas formas, las preocupaciones, los miedos
son los mismos de siempre, y lo seguirán siendo:
"Yo bien, tú bien..."
Kirmen Uribe.
Datos del poeta:
Kirmen Uribe (Ondarroa, Vizcaya, 1970). Premio Nacional de la Crítica, le gusta experimentar los límites de la poesía con otras artes y disciplinas. En sus poesías, resuenan ecos, creemos, de otros poetas que él ha traducido al euskera (el poema original está escrito en ese idioma). Su último libro, una novela corta, extraña y magnífica es Bilbao, Nueva York, Bilbao.
Comentario:
Este poema es aparentemente sencillo: cuenta cosas sencillas, de una manera sencilla. Lo que nos atrae de él es el acierto para hallar la estructura de los poemas y dar en el blanco al escoger el modo de decirlo. Sobre todo al final, en los últimos versos, como si no quisiera hacerlo: lanza el dardo de las palabras y te hiela la sangre para siempre.
(Unos versos del mismo autor en forma de mantra:
No es verdad. No he cambiado
en mis sueños
siempre tienes veinte años.)
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