Inscripción 178 (Un poema para el DÍA INTERNACIONAL DE LA POESÍA)
21 de marzo: DÍA INTERNACIONAL DE LA POESÍA
Inscripción
178
Te hablan ahora las rompientes de tu vida
Te cuentan de las falsas Itacas,
del naufragio en costas remotas
de tu cansancio doblándote hacia las olas
Te dicen que más allá está el final
de la tierra
que allí el mar se derrumba, que tu mar
amado se derrumba y que los barcos
nunca han vuelto
Te hablan en tu propia noche los temores
Que
suenen entonces como algo que se
despierta estos poemas
como algo que está en ti, como algo que cruce el mar y se despierta.
despierta estos poemas
como algo que está en ti, como algo que cruce el mar y se despierta.
DATOS DEL POETA:
Raúl Zurita, nació el 10 de Enero de 1950, en Santiago de Chile.
Este poeta chileno ha recibido el Doctorado Honoris Causa por
la Universidad de Alicante, este mismo mes de marzo. Entre sus obras
poéticas señalamos: Purgatorio (1979), Anteparaíso
(1982), Tu vida derrumbándose (2005). Ha obtenido numerosos
premios y reconocimientos, como por ejemplo, Premio Pablo Neruda
(1988), Premio José Lezama Lima 2006 por INRI (Cuba),
Premio de la Crítica de Chile 2012 por Zurita (Chile). De
hecho es considerado uno de los mejores poetas chilenos junto a
Neruda.
COMENTARIO:
Traemos aquí un poema para reivindicar la poesía, que es de lo que
se trata esta semana. Y lo traemos con la convicción de que la
poesía tiene la capacidad de empatía y el grado de fidelidad que le
exigimos a nuestros mejores amigos. Me explico. La lectura, desde San
Agustín, supone un juego intelectual de solitarios. La lectura
necesita de la soledad y del silencio (podemos leer con ruido y
rodeado de gente, pero cuando uno lee, aunque no esté solo, crea el
silencio necesario para apartarse de los otros, que, de soslayo,
consideran a lector un maleducado por su apartamiento del grupo y la
conversación), en cambio, la amistad se nutre del dos o del plural,
se tiene amigos para compartir, para dialogar, etc. Y, sin embargo,
cuando un amigo se encuentra mal, abatido, cuando le hablan las
rompientes de su vida, y sabe
que nunca regresará a la patria anímica y geográfica, y parece que todo su
mundo se llena de desesperanza ¿qué podemos hacer por él?
Obviamente, la cercanía, el abrazo pueden servir al propósito del
consuelo. Pero, ¿por qué engañarnos con falsas Ítacas?
A mí, personalmente, solo se me ocurre entregar un poema. Un poema
que hable de la necesidad de la poesía para que ese amigo, que vive
en la noche de sus temores, recurra a ella. Ojalá, desde aquí,
resuenen las palabras de Zurita muy cerca de los amigos que sufren ("como algo que cruce el mar y se despierta"),
porque para mí es la más alta muestra de empatía y fidelidad
regalarles un poema en los momentos de
derrumbamiento. (Yo es el único modo efectivo que conozco y que
practico, por cierto, conmigo mismo).
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