LA PARCELA
LA PARCELA
A Josi y Esteban Calderón
A todos nos toca, a
lo largo de la vida,
una parcela de
dolor. Ser feliz es efímero,
se pierde en un
instante. Sin embargo, el dolor
aparece impensable
y lo cercena todo.
Te sigue
intermitente. Y cuando crees
que ya se ha ido y
vuelves a gozar
y a ver el cielo
con ojos de esperanza
viene de nuevo el
rayo y te fulmina.
Nunca fui
pesimista. Siempre apuré la vida
con un deseo
amoroso. Ni siquiera
ahora que tengo la
sentencia encima
quiero abatirme. Y
lucho despiadado;
pero he aprendido,
con años y memoria,
que a todos nos
toca la parcela.
Y, pronto o tarde,
tienes que cultivarla.
DATOS DEL POETA:
Santiago Castello (Granja de Torrehermosa, Badajoz, 1948- Madrid,
2015). Fue director de la Real Academia de Extremadura, y subdirector
de ABC. Entre sus obras podemos señalar Memorial de ausencia, La
sierra desvelada, Cuaderno de verano, La hermana muerte. El poema
pertenece a Sentencia.
COMENTARIO:
Hemos escogido este poema para presentar, en realidad, el poemario
completo. SENTENCIA, es un libro escrito por alguien que sabía
perfectamente que era lo último que escribiría (¡vaya título, qué
valentía, qué honradez!), una crónica de la enfermedad sin
retorno. Es su testamento literario, y resulta imposible sustraerse a
las circunstancias en las que se escribió, al leerlo. Sobre todo,
porque el poeta extremeño ha construido cada poema, cada verso con
dicha intencionalidad. Así, La parcela, en su conjunto, no
deja de ser una acertada metáfora para afrontar la muerte. No
obstante, el poema es una lección sobre la vida. No bajo una visión
pesimista (Ni siquiera/ ahora que tengo la sentencia
encima/ quiero abatirme), pero sí dura: ser feliz es efímero,
lo normal, lo duro, lo cotidiano, es el dolor que lo cercena todo.
Aprender esto con los años y no olvidar que la parcela hay que
cultivarla, incluso cuidarla, significa, bajo mi punto de vista, que
las enseñanzas del dolor son el mejor modo de apurar los instantes
de felicidad. Que ese aprendizaje lo hagamos con poemarios como el de
Castelo, supone estar perpetrados con una coraza que sin aspavientos
y con firmeza, hace más llevadera la vida, el dolor que supone estar
vivo. No hay nada como los versos desnudos del que sabe que le quedan
pocos días de vida y se juega el resto en cada palabra, en cada
verso, en cada poema, a sabiendas de que pronto estará en la otra
orilla, sin dolor ni nostalgia, como se dice en el último
verso que cierra el libro. Háganse con el XXV Premio de Poesía
Jaime Gil de Biedma, su salud mental se lo agradecerá.
(NOTA
BIBLIOGRÁFICA: No podemos evitar recomendar otro libro fundamental
que aborda la misma temática: Nada grave, del genial Ángel
González, publicado por expreso deseo del poeta tras su muerte. El
título lo dice todo...)
ACTIVIDADES:
- ¿Crees qué el poema es pesimista? Razona tu respuesta.
- Después de leer el comentario, ¿qué te parece las circunstancias en las que está escrito el libro?
- ¿En qué versos identificarías dichas circunstancias?
- Por curiosidad y si lo deseas, puedes indicar las reacciones un poco más abajo: divertido / interesante / aburrido. También un comentario a esta entrada, un blog se alimenta de ellos.
¡Buenas!Soy Rocío Morilla alumna de 3ºA del instituto IES Santa Rosa de Lima.
ResponderEliminarEste blog me ha parecido muy interesante ya que tiene todo tipo de contenido relacionado con los poemas que es algo que me encanta y siempre puedes encontrar un poema que sea de tu agrado.
El poema La parcela me ha gustado muchísimo ya que habla a la perfección sobre la tristeza y como te sientes y lo pesimista que puedes llegar a ser.
Espero que sigan publicando poemas cada semana,un saludo.
Acabo de verlo, Rocío, siento la tardanza. Te imagino ya terminando el bachillerato y acostumbrada a las enseñanzas del dolor, pero también lo bastante madura para reconocer que también hay una oportunidad para la alegría o, al menos, para la esperanza de aprender a vivir con esa parcela que nos pertenece. Gracias, pese al tiempo transcurrido por participar. Y espero que hayas seguido visitando el blog, yo no fallo ningún domingo del curso, por cierto.
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