A UNA DAMA QUE LAMENTA LA DUREZA DE MIS VERSOS
Sucede que cuando salgo, lo primero que veo es un vagabundo que hurga en la basura. A veces, una loca sombrea su miseria frente a mi casa. Y el vacío de sus ojos insomnes entenebrece la luz de la mañana. Esquinas y semáforos invadidos por gentes que venden cualquier cosa… enjambres de niños se precipitan a limpiar automóviles a cambio de un peso, un insulto, un golpe. Adolescentes ofertan el único bien: sus cuerpos. Mendigos, limosneros, drogadictos: la ciudad entera es una mano famélica y suplicante. Usted vive un mundo hermoso: frondosas arboledas canchas de tenis, piscinas donde retozan bellos adolescentes. Por las tardes niñeras uniformadas pasean en cochecitos a rubios serafines. Su marido es funcionario importante. Usted y su familia vacacionan en Nueva York o París y en este país están sólo de paso. Lamenta mis visiones ásperas. Las quisiera suaves, gratas como los pasteles y bombones que uste...