La dulce boca que a gustar convida
La
dulce boca que a gustar convida
Un
humor entre perlas distilado,
Y
a no invidiar aquel licor sagrado
Que
a Júpiter ministra el garzón de Ida,
Amantes,
no toquéis, si queréis vida;
Porque
entre un labio y otro Colorado
Amor
está, de su veneno armado,
Cual
entre flor y flor sierpe escondida.
No
os engañen las rosas que a la Aurora
Diréis
que, aljofaradas y olorosas
Se
le cayeron del purpúreo seno;
Manzanas
son de Tántalo, y no rosas,
Que
pronto huyen del que incitan hora
Y
solo del amor queda el veneno
DATOS DEL AUTOR: Luis de Góngora (sin necesidad de más información).
COMENTARIO:
El
texto que disfrutamos desprende el halo más sensorial del escritor
cordobés, pues de modo paulatino y gradual , el sujeto lírico nos
va seduciendo e invitando a leer este soneto cuya estructura externa,
dividida en dos cuartetos y dos tercetos parte de una presentación
del amor.
Este
es “un humor entre perlas distilado”, metáfora que apunta hacia
la saliva de la amada entre sus dientes, la cual no envidia a la
ambrosía o licor sagrado que administra Ganimedes, el copero de los
dioses, a Júpiter. príncipe troyano a quien raptó este último en
el monte de Ida y a quien en el Olimpo se le encomendó servir la
bebida de los dioses.
Inauguramos
el segundo cuarteto con una apóstrofe lírica “ Amantes”,
aconsejándoles que huyan de la metafórica imagen de la sierpe que
se esconde entre ambos labios. Y así, legamos al primer terceto en
el que el yo poético reflexiona sobre la sinestesia y el
encadenamiento visual que comienza con imágenes como la dorada
Aurora, las rosas o mejillas de la dama que , en un cruce de sentidos
visual y gustativo, siguen tentándonos, a través del cromatismo,
de un color rojo que es el color del amor, de la pasión, como en su
videopoema (mira el vídeo, aquí) ha reflejado tan certeramente la autora granadina LolaLópez Cózar.
Finalmente,
en el ultimo terceto, Góngora nos plantea la última comparación
del amor, la más dura y significante, lo compara con Tántalo, rey
de Lidia que, arrojado por los dioses, a un lago rodeado de frutales,
no podía comer porque cuando se acercaba a la fruta y al agua, las
ramas se elevaban y el agua descendía de nivel.
Nos
encontramos ante un texto moderno, sin enseñanzas morales; el lector
es consciente del peligro pero la belleza estética del proceso
creativo es el eje que justifica todo.
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