QUE SUCEDA EL AGUA



El éxito consiste en el hacerse cargo.

Encalar las paredes con esmero,
sustituir los arriates que estén rotos
y trasplantar las flores a su norma.
Regar los maceteros con paciencia,
que toda agua suceda sin ser tiempo.
Podar algunas ramas por si acaso,
recoger los pétalos caídos,
reparar con saliva
los días de hojas secas.
Retirar los insectos que floten en la fuente...
Meterlo todo en bolsas de basura
y cavar en el hueso si es preciso.
Que no queme ninguna cicatriz,
que todo se parezca a recién hecho.
Engañarnos de vida poco a poco.

Mantener alejadas del parterre
las últimas preguntas.

DATOS DEL POETA: José María Higuera. Nacido en Córdoba, ciudad en la que reside y en la que ejerce su labor artística. Aunque cursó tres años de Talla Ornamental, se considera en gran parte autodidacta. Desde entonces su labor profesional se desarrolla en el arte, como tallista en madera desde hace más de veinticinco años, adquiriendo un cierto reconocimiento en la profesión con importantes obras que se pueden contemplar tanto en Andalucía como en el resto de España. http://www.josemariahiguera.com/

A la poesía llegó un poco más tarde, si nos referimos a su creación. Ávido lector desde pequeño, no será hasta hace unos años cuando se proponga componer un libro. Nacería así su primer poemario, Proyecto de interiorismo, ganador del XXV Premio Internacional Alegría de Poesía del Ayuntamiento de Santander (2021), publicado por Rialp en su prestigiosa colección Adonáis. Desde entonces compagina su trabajo con la escritura, que le sigue dando alguna que otra alegría. Se enorgullece de haber sido finalista de premios muy importantes en estos años (Gil de Biedma, Hermanos Argensola, Ciudad de Melilla), últimamente del Premio Vicente Nuñez, en 2022, Marpoética y El Leonor en 2024 y de haber recibido el XXVI Premio de Poesía Rosalia de Castro (2023) con esta obra, Desechos, y el XXXVII Certamen de Poesia Joaquín Lobato en 2024 con Manzanas, que se editará próximamente.


Fuente: El propio autor.

COMENTARIO: Cuando leemos, en general, o un poema en particular, lo hacemos desde una posición o una perspectiva. Literalmente, leemos mirando a través de nuestra propia pupila. La lectura de un poema es, en esencia, un acto de creación compartida. Desde Roland Barthes, con su célebre reflexión sobre la muerte del autor, desplazamos la atención del origen del texto hacia su destino: el lector. Cada poema deja de ser un reflejo único de la voz de quien lo escribe para convertirse en un espacio de significados abiertos, en un territorio donde confluyen interpretaciones, emociones y experiencias personales. Así, la poesía no pertenece, en propiedad, al autor, sino a todos los que se detienen en sus versos y los interpretan. El poema cobra vida en la mirada de quien lo lee, en el diálogo íntimo que establece con su mundo interior. Al comentarlo, no buscamos reconstruir intenciones originales, sino ampliar el horizonte del texto, descubriendo cómo se expande y resuena en quienes lo leemos.

Y ocurre en este magnífico poema de José María Higuera que uno se siente desde el inicio interpelado. ¿Qué es el éxito en la vida? Para él, está claro: el éxito es cuidar de las cosas pequeñas con dedicación, aceptar las imperfecciones de la vida y mantener cierto orden en medio del caos. Incluso dominando la exuberancia y la vitalidad de la naturaleza que quiere siempre ir más allá de las macetas, del jardín como ejemplo de sistematizar y controlar lo que se desborda y no parece tener control. En el caso de la propuesta del poema, significa, por tanto, enfrentarse a los problemas con paciencia, reparar lo que se ha roto y encontrar en esos gestos cotidianos una forma de engañar al tiempo y seguir adelante, sin dejar que las grandes dudas nos paralicen.

El poeta se sitúa, sin duda, en una clásico de la literatura, en el que el jardín y el cultivo del mismo es sinónimo de paz, de felicidad. Desde el Jardín del Edén, o el final del Cándido de Voltaire -hay que cultivar nuestro jardín-, pasando por el locus amoenus de la literatura grecolatina o los jardines persas o islámicos de Las mil y una noches; sin olvidarnos del mundo intramuros de los monjes o la vida ascética de Fray Luis de León..., en la historia de la literatura encontramos infinidad de referencias que coinciden con el poema de esta semana. Y no nos podemos olvidar tampoco del Jardín de Epicuro, otro lugar común de la Historia de la Filosofía.

Y, sin embargo, encontramos en el poema, un elemento que se rebela con esta manera de entender la vida. Tiene que suceder, ocurrir el agua, dice José María Higuera. El agua que sana, que da vida. El agua sagrada de las fuentes que nos hace mejores personas, que nos libera y nos hace libres. Hay que probar ese agua para comprender que, tal vez, no merece la pena engañarse más y continuar una vida que puede parecer tranquila y cómoda, pero que mina y elimina la vida auténtica, la que aspira al infinito, porque es pasión, generosidad, amor auténtico. Mantenemos esto, porque, desde nuestro punto de vista, como profesor de Filosofía, precisamente, las últimas preguntas son las más relevantes, las primeras que hay que abordar. Y de las que se pretende huir cultivando el jardín en este caso.

Pero, ¿cómo podemos mantener alejados esos interrogantes? El sentido de la vida, la de cada persona, se fragua intentando responder en cada momento a esas interrogaciones. Por decirlo con Kant, por ejemplo, las preguntas serían: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me cabe esperar?. Que se aglutinan en la más fundamental: ¿quién soy? La reflexión sobre el sentido de la vida es una de las preguntas más persistentes de la filosofía. Desde los diálogos de Platón, pasando por el "eudemonismo" de Aristóteles (la búsqueda de la felicidad como fin último), hasta las reflexiones existencialistas de Sartre o Camus o Heidegger u otros muchos, esta cuestión atraviesa la historia del pensamiento. Y también nos atraviesan día a día, aunque queramos ignorarlo cultivando un jardín, cuidando unas macetas y engañarnos de vida poco a poco.

Agradecemos a José María Higuera su propuesta, porque nos ayudará a plantearnos cuestiones fundamentales en el aula ahora que termina un trimestre y un año que nos debería hacer reflexionar sobre la felicidad, quiénes somos y lo esencial de nuestras vidas. Ya forma parte este jardín y este agua de La voz de la poesía.

Para completar la entrada, seguimos con la colaboración con Olga RT y NOSOTRAS: MUJERES Y POETAS




ACTIVIDADES:
  • Inventa otro título para el poema. Justifica tu elección.

  • Explica con tus palabras el significado de estos versos: Que no queme ninguna cicatriz,/ que todo se parezca a recién hecho.

  • ¿Qué otras actividades sencillas, de la vida cotidiana, crees que puede servir para "mantener alejadas las últimas preguntas"? ´

  • ¿Por qué preferimos muchas veces seguir engañándonos de vida poco a poco? ¿Cuándo dejamos de hacerlo?

  • Piensa en tu propio "jardín interior". ¿Qué valores, emociones o aspiraciones simbolizaría?

  • Crea un argumento en que "cultivar el jardín" sea una actitud conformista (retirada de la sociedad). Crea otro argumento, que el jardín sea una forma revolucionaria de construir un espacio de resistencia personal y social. ¿Puede la imagen del jardín ser ambas cosas? ¿Con cuál te quedas tú definitivamente?

  • El primer verso puede leerse como un aforismo. ¿Cómo interpretarías su sentido? ¿Qué es el éxito para ti? Te invitamos a crear los tuyos propios. 


  • Investiga sobre jardines famosos en la literatura citados en el comentario. También sobre el jardín zen japonés, los jardines andalusíes o el jardín de los Finzi-Contini (Bassani). ¿Qué jardín se parece más a la propuesta de José María Higuera? Justifica tu elección.

  • Visita la página de artista del poeta. ¿Qué te parecen sus obras? 

  • Lee las siguiente entrevista en Culturamas o este artículo de ABC. ¿Crees que existe alguna relación entre su trabajo como tallista y su labor como poeta?

  • ¿Qué relación tiene el poema elegido ppr Olga RT y el de José María Higuera?
  • Os invitamos a profundizar en tres escuelas clásicas del helenismo para aprender a vivir o a encontrar la felicidad.





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Comentarios

  1. Magníficos:el poema, el comentario las actividades.
    Gracias.

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    1. Gracias a ti, compañera. Por leerlo, difundirlo y llevarlo a las aulas. Tu valoración la aprecio sobremanera porque eres un ejemplo para todos los que nos dedicamos a esto de enseñar.

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