EL DESTETE
El destete
Con qué paciencia
la madre envuelve su magro seno con lana de oveja
negra. Y el seno ya no es más
el sitio de la ternura.
Agotada la dulce leche, la madre hace el ancestral rito
del destete:
el niño viene y encuentra
el animal de lana negra en el pecho amado
donde sólo el viejo pezón nutricio
asoma todavía como una provocadora
trampa.
El niño huye escarmentado
y ahíto
de su primer gran miedo.
Su amor renacerá de ese miedo. Y ella
será la madre
que le temblará siempre en la boca.
Con qué paciencia
la madre envuelve su magro seno con lana de oveja
negra. Y el seno ya no es más
el sitio de la ternura.
Agotada la dulce leche, la madre hace el ancestral rito
del destete:
el niño viene y encuentra
el animal de lana negra en el pecho amado
donde sólo el viejo pezón nutricio
asoma todavía como una provocadora
trampa.
El niño huye escarmentado
y ahíto
de su primer gran miedo.
Su amor renacerá de ese miedo. Y ella
será la madre
que le temblará siempre en la boca.
DATOS DEL POETA: José Watanabé, (Laredo-Trujillo,
1946-Lima, 2007). Obras: “El huso de la palabra” (1989), “Historia
Natural” (1994), “Cosas del cuerpo” (1999) y “Habitó entre nosotros”
(2002). En España, la editorial Pre-textos y Renacimiento han editado
antologías muy completas sobre el poeta peruano.
COMENTARIO:
No
deja de maravillarme considerar que en los mamíferos (al menos en el
caso de nuestra especie), las mamas se forman antes del género y el
sexo en el interior del útero. Y me parece muy poca consideración
por parte de la evolución del homo, que, siendo los machos
mamíferos, se nos esté vedado la posibilidad de dar de mamar a
nuestra descendencia. Al fin y al cabo, en otras especies de
mamíferos ocurre esta posibilidad. Así que al leer este magnífico
poema de Watanabé, el lector coincide pungido por la experiencia que
narra.
Las
madres destetarán a sus hijos por diversas razones, y no es la menos
importante enfrentarlo a su propia independencia, aunque sea a través
del miedo. Pero, tal vez ignoran esas madres, que si el resto de su
vida lo que busca el hombre es librarse de ese miedo buscando el
“sitio de la ternura” en otros pechos, ese hijo corre el riesgo
de no regresar nunca al lugar del que fue destetado. En fin, menos
mal que nos queda todavía el ombligo y el cordón umbilical.
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