VARIACIONES SOBRE LA TRISTEZA
No sirve lo que fui: lo que no he sido
es lo importante. Mi pasado no existe
de tanto no quererlo. Es de los otros, mas no mío.
No reluce ni sabe
cegar como los seres de la nada.
Mas no es fácil volver sobre mis pasos para encontrar
los labios no besados, los cuerpos (no elegidos no para
poseerlos:
para darlos también y volverme tan pobre que ni la muerte
sepa qué hacer para matarme).
Lo que he sido y se me escapa
es lo que soy,
el fugitivo, el triste, el imposible,
el traicionado por el tiempo, el tachado, el inútil,
pero dónde buscarlo para hablarle de mí
y meterme en sus sueños.
DATOS DEL POETA: Jesús Aguado (Madrid, 1961) es poeta,
traductor, antólogo, etc. Aguado se alzó en 1990 con el prestigioso Premio
Hiperión con Los amores imposibles (Premio Hiperión, 1990). Entre otros
poemarios suyos destacan Vikram Babu (2000); Lo que dices de mí (2002), La
astucia del vacío (2005) y Verbos (2010)
COMENTARIO: Estamos ante un poema con marcado tono
reflexivo, incluso existencialista. Y es que la poesía, a veces, es un modo de
conocer la realidad o nuestro propio interior. En el caso de Aguado, desde el
inicio coloca una especie de premisa lo que no he sido/ es lo importante.
Porque la vida es actuar, tomar decisiones. Y en la toma de decisiones siempre
hay una renuncia, algo que se abandona irremediablemente: Los labios no
besados, por ejemplo.
Sucede, además, que la percepción del poeta es que ese camino
no transitado define, al parecer, su identidad. Y entonces se acentúa el tono
reflexivo del poema: lo que se nos escapa es lo que somos. Una conclusión que
nos deja perplejos, pero que si lo pensamos bien, no lo es tanto. Uno es lo que
hace y lo que no hace, lo que afirma y lo que niega, lo que lleva a cabo y lo
que deja al margen. Y ese es el peligro que puede mostrarnos nuestro verdadero
yo: el traicionado por el tiempo, al no haberlo aprovechado; el tachado, por
renunciar a nuestros principios; el inútil, por ser incapaz de luchar por
conseguir los auténticos labios, etc.
No es extraña la tristeza, por tanto, que se describe
desde el título. Sin embargo, en una vuelta de tuerca, el poeta, consciente de
todo lo anterior, busca esa persona que es él mismo, para recordarnos en los
últimos versos que no debemos renunciar a nuestros sueños. Quizá una variación
de la tristeza nazca precisamente de no tener sueños, o mejor, nuestra tristeza
es olvidarnos de aquellos sueños que nos forjaron como personas.
Trágico, muy personal y de mucha profundidad.
ResponderEliminarMe encantan los textos que giran en torno a una palabra (en este caso un sentimiento) y buscan su particular definición, su inquietudes...
Lo de "volverme tan pobre que ni la muerte
sepa qué hacer para matarme" no deja indiferente
Gracias por tu comentario. Lo tendré en cuenta para las siguiente selección de los poemas.
ResponderEliminarPasé por la particular situación de que me apareció la página en blanco. Cambió mi percepción porque tuve que seleccionar todo el texto, de a poco, para leer el poema que se me escapaba sin haber sido.
ResponderEliminarGracias por el aviso, no tenía ni idea del error y, de hecho, no entiendo qué ha ocurrido.
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