LA CASA
“Porque es inútil repetir lo que termina en nada” (José Manuel Caballero Bonald) Durante algunos años, habité en la mentira. Era una casa de paredes blancas dentro del corazón, con macetas de plástico y un ave disecada que cada día me entonaba unos acordes amarillos (lo llamaban “amor”). Las ventanas abiertas daban a un bosque retorcido y hermoso donde crecían a sus anchas las promesas. Aquello era querer y que me hirieran: cultivar ese bosque de palabras, regarlo con mi sangre y limitarme a contemplar su colorido en las noches sin luna. Un día la tormenta estremeció mi pecho; temblaron los cimientos de la casa y tuve que marcharme sin mirar hacia atrás. (Llovió meses enteros sin que me rescataran.) Cuando quise volver para salvar del abandono algunos trastos viejos agarrados ...