ARTE POÉTICA I
Construir un retablo de palabras,
inquietas como peces en la arena
que buscan otra vida más allá de su vida.
Construir un refugio, un nido de palabras,
para volar a salvo de la lluvia del mundo.
La red del trapecista que a la vez teme y espera la caída.
DATOS DEL POETA: Carlos Vaquerizo (Sevilla, 1978). Actualmente ejerce como
profesor de Secundaria de Lengua Castellana y Literatura en su ciudad natal.
Hasta la fecha ha publicado nueve poemarios. Ha obtenido premios importantes
como el “Adonáis” en 2005. Fiera venganza del tiempo (Rialp, 2006), Tributo
de Caronte (Ediciones Valparaíso, 2014), Versos del equilibrista
(Editorial Verbum, 2018) o Si todo es selva (Altolibros, 2020) son
algunos de sus libros.
COMENTARIO: Hemos querido empezar 2021 con el arte poética de Carlos Vaquerizo, porque queremos reivindicar la poesía en este año que comienza. El año que se ha ido, por fin, nos impidió en muchos casos ver la belleza que nos rodea. Nos mostró la cara más amarga de lo que ocurre cuando la naturaleza impone sus leyes, nos mostró que todo se puede llenar de sombras, de miedos, de incertidumbres. Y no es que pensemos que cambiar de año es como cambiar de sábanas y que la luz va a volver a iluminarlo todo por arte de birlibirloque o por una trasmutación mágica de un número, como una especie de sortilegio o cábala mágica. No será tan fácil despegar el peligro definitivamente.
Y, sin embargo, creemos que la poesía está por todas partes y algo puede hacer para cambiar la realidad. La poesía se encuentra en una secuencia de una película navideña. En un párrafo de la última novela recomendada. En un ritmo nuevo de una canción recién estrenada. Pero también, la poesía se encuentra en una tienda de ropa deportiva, agazapada en un pliegue; en un topónimo que nos gustaría visitar cuando se pueda viajar sin cortapisas; en mensajes sinceros de Whatsapp aunque sea a deshoras y suenen impertinentes. Algunos la han visto, incluso, en el trayecto que les lleva a los contenedores, cuando van a tirar la basura y las hojas y el viento helado susurran secretos que permanecen en la memoria para siempre. Y hay poesía, desde luego, dónde siempre la hubo: subiendo los montes, en la espuma del mar, en la caricia, en el beso, en la inocencia, en la sonrisa de una niña pequeña o en los dedos arrugados de una madre anciana.
Hay tanta poesía en el mundo, hay tanta belleza en los poemas, que olvidamos a menudo que ese retablo de palabras, como dice Vaquerizo, con lo que se construyen los poemas, no son meras palabras, si no más vida, como añade unos versos después. Las palabras, la poesía son una oportunidad para ir más allá de lo cotidiano, desde lo cotidiano, y así sentir más, pensar más, hacernos más inteligentes, soñar otros mundos posibles. Aunque la caída sea inevitable, debemos ser capaces de vivir en el alambre del trapecista. Ahí habita la poesía, desde ahí se aprecia la belleza del mundo, quizás también la esperanza de que este año algo cambie para mejor, aunque el peligro ande cerca y no desaparecerá de un día para otro.
En este 2021, seguimos con el Proyecto Aniversario, agradecemos a Carlos Vaquerizo su generosidad con nuestro blog y el poema elegido para recordarnos que la poesía sigue siendo un refugio fiable en tiempos de penuria.
ACTIVIDADES:
Como estamos de vacaciones, no hay actividades que realizar. Si queréis, podéis dejar un comentario sobre el poema o la entrada de esta semana, más abajo tenéis el espacio para ello. Por cierto, tal vez, en 2020 sí hubo cosas positivas que rescatar y es una buena excusa el poema de Carlos Vaquerizo para compartirlo con el resto de lectores del blog.
Algo tendrá contra el aguacero esto de la poesía cuando una entra, aún sin esperar, por la poca costumbre de publicación en período vacacional, pero esperando, no obstante, encontrar una nueva pieza. Y mira por dónde me encuentro esta pieza. Me gustó. Tu comentario sobre la presencia de la poesía en la más rutinaria situación me llevó a unos versos de Borges en un texto de igual título que éste...
ResponderEliminar"Cuentan que Ulises, harto de prodigios, lloró de amor al divisar su Ítaca verde y humilde."
Es verdad que la poesía está presente en lo más trivial, liviano y cotidiano...pero, también pienso, está en la mirada predispuesta a la búsqueda incansable de la belleza...
Saludos.
Te doy de nuevo la razón. Y es que leer es una predisposición: a buscar la belleza o el sentido o el orden, o todo lo contrario. Pero desde luego hay que querer. Leer poesía es como decidir mojarse, salir a correr pese al frío o, incluso, enamorarse. Y algunos se enamoran hasta en un desierto. Igual que podemos encontrar belleza, sentido y orden en ese mismo desierto lleno de amantes.
EliminarEn fin, gracias por entrar y ya ves, sorpresas que te da el blog y tus comentarios a mi vida.
Las sincronías de la vida, siempre a mi favor, me regalaron hoy unos versos que vienen que ni pintados a colación con esa cotidianidad poética que referíamos. Podría haberlo escrito el propio Ulises, pero no, Francisca Aguirre.
ResponderEliminar"Iré más allá:
más allá de América
y más allá de la acera de enfrente.
Más allá del mar
y más allá de los libros.
Más allá de mi propio corazón
y más allá de la música.
Iré más allá de las estrellas
y más allá de las lágrimas.
Más allá de la sabiduría
y más allá de la inocencia.
Más allá de la fe
y más allá del amor.
Y cuando el más allá se convierta en el acá cercano,
regresaré,
y como en los buenos tiempos
haré la peligrosa travesía
de tomar una taza de café.
Saludos.
'Travesía peligrosa' es el título del poema de Francisca Aguirre arriba referido.
ResponderEliminarAy, querida Isa, sabes que el domingo murió Guadalupe Grande??? La hija de Francisca Aguirre y Félix Grande. Ahora estamos con este proyecto de traer la voz de la poesía a las aulas y no podré poner ningún poema suyo durante un tiempo (creo que ya nunca, porque dejaré este espacio cuando cumplamos la década) en la cabecera. Te dejo al menos un poema suyo y un verso clavado en la foto que reproducen los diarios: "Es difícil seguir vivos, amor mío".
EliminarLAS ESTACIONES Y EL PÁJARO AFILADOR
Hace extraño en las primeras lluvias
esto nadie lo sabe, pero siempre hace más verdad
en la sabiduría de las terceras nieves.
Pero dónde entonces la marca del herrero.
Llega el invierno y los que se aman
acuden al frío como acudieron al vuelo
los cormoranes en tiempo de guerra.
Es difícil seguir vivos, amor mío
pero es más triste aún abandonar la casa de las palomas ciegas.
No es en la tarde de los cuadros
donde dejamos la caja fuerte de las pérdidas
sino en la cuchara de palo
que regalamos al afilador.
Nada salpica nuestra inocencia
salvo la casi certeza de que regresará el verano
a la hoguera del frío
y habremos de ocuparnos de quienes más nos necesitan.
(https://elpais.com/cultura/2021-01-03/guadalupe-grande-la-derrota-innecesaria.html)
Gracias, compañero. Las sincronías nos persiguen amablemente. Moría su hija, totalmente desconocida para mí hasta tu comentario, cuando casualmente tomaba yo de la librería un librito de su madre a la búsqueda de alguna belleza que compartir el día de Reyes con mis amigos. Casualidad, ya, pero bella también.
EliminarGracias por los versos, necesitaré reiteradas lecturas a las que, por supuesto, estoy dispuesta.
Mil gracias.
Un abrazo.