Dije que algún día hablaría de mis silencios...
Después de un gran dolor la sensación de orden
Emily Dickinson
Dije que algún día hablaría de mis silencios
y hablé por fin de la hora oscura del alba.
Descubrí que en el desierto existe
una lluvia fantasma llamada virga.
Vi de cerca la boca azulada y letal de la serpiente,
su cuerpo, endometrio, una línea blanca
atravesando la arena negra.
Aprendí que en inglés
‘aborto espontáneo’ se dice miscarriage
que suena como dejar de ser
el carruaje que transporta a alguien.
Pensé que un hijo es una roca
roja entrando en un vientre
y que hace unos meses di a luz
un coágulo, un hijo de dieciséis milímetros,
un conjunto de células abrazadas por la sangre.
Volví a traer a mi mente
aquel verano en el que la bráctea
de la palmera impactó contra el suelo,
arrancada por el viento del este.
Recordé caminar una playa inmensa,
la ternura del calor,
el humo de otros nombres
escritos en un papel que se quema,
una casa que ya no la derriba cualquier temblor,
la luna bajo los pies de una mujer luminosa,
coronada de estrellas.
DATOS DE LA POETA: Marta Castaño (Pamplona, 1988) es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Navarra (UNAV) y graduada en Información y Documentación por la Universidad de León (Unileon).
Trabaja como bibliotecaria en una biblioteca pública y coordina Arrebol Poesía, un proyecto de difusión de la poesía y la ilustración.
Sus textos forman parte de las antologías Liberoamericanas: 140 poetas contemporáneas (Liberoamérica, 2018), Diarios de encierro (Índigo editoras, 2020) y del fanzine Khártir I: cartas a escritoras (2023). También ha publicado los poemarios Diáspora de la mujer pájaro (Versátiles, 2021), Línea blanca (RIL editores, 2024) y HIQIT (BajAmar, 2024), este último galardonado con el Premio Nacional de Poesía Joven Juan Ignacio González.
Ha sido colaboradora en medios como Liberoamérica, Quimera, Blanco sobre negro, Ocultalit o El coloquio de los perros.
COMENTARIO: ¿Qué significa ser madre? ¿Hay que tener un hijo para ser madre? El poema de esta semana puede resultar desgarrador, porque un aborto, en cualquier circunstancia, lo es. Pero no queremos hablar del aborto en este espacio, los debates en este terreno no conducen a ningún sitio y, más o menos, cada uno de nosotros tenemos ya nuestra postura definida. En el Día de las Madres, preferimos centrarnos en qué significa serlo a partir del poema elegido.
Porque bajo nuestro punto de vista se puede ser madre sin tener hijos. Parece una contraditio in terminus o un oxímoron si queréis y, sin embargo, creemos que Marta Castaño nos ofrece una posible solución a dicha contradicción. Es cierto que la navarra no escribe un poema confesional al uso, ni pretende buscar la compasión del lector. Su escritura es precisa, simbólica, despojada de sentimentalismo. La mezcla entre lo íntimo y lo científico, lo objetivo y lo corporal a un tiempo, muestra una mirada lúcida sobre una realidad silenciada. Por eso hay en su poema una voluntad clara de nombrar lo innombrable, de hablar, por fin, de esos silencios que han pesado como una losa. Y al hacerlo, convierte el testimonio individual en experiencia compartida con el lector. La “lluvia fantasma” del desierto, ese fenómeno natural llamado virga, se convierte en una imagen perfecta para hablar del duelo invisible, de aquello que sucede: el embarazo, el encuentro, la pérdida, la ausencia, el amor pese a todo. Porque hay mucho amor en la lluvia, aunque ese hijo de dieciséis milímetros, no llegue a tocar la tierra, sin que deje rastro aparente y, sin embargo, existiendo. No acaba el amor pese a todo, existe igualmente.
Lo que hace este poema, entonces, es ampliar el concepto de maternidad. Lo libera de su estricta relación con el parto y lo convierte en una experiencia más profunda, ligada a la memoria, al cuidado, al vínculo, a la capacidad de reconstruirse tras el derrumbe. Marta Castaño nos recuerda que a veces también se es madre desde el vacío, desde el duelo, desde el recuerdo. Que hay hijas sin madre, madres sin hijos, y que todas ellas merecen ser reconocidas en un día como este. La clave está en el final del poema, bajo nuestro punto de vista. No importa tanto la biología como la experiencia: ser madre es atravesar el dolor, nombrarlo, sostenerlo. Es también reconstruirse, recordar lo perdido, caminar de nuevo sobre la playa de lo vivido, como escribe la poeta. Marta Castaño describe bellamente otra perspectiva distinta de la maternidad, una madre que incluso tras la pérdida, sigue siendo sostén de algo, sigue siendo lugar para alguien, aunque ese alguien no haya llegado a nacer. Ser madre, en este poema, es esa forma de ternura resistente, de amor que sobrevive incluso a la ausencia.
Y hay mucho de aprendizaje del dolor, por supuesto, porque se ha construido una casa resistente a cualquier temblor diario o cotidiano: preocupaciones vanas que parecen el fin del mundo no son nada ya, frente a la experiencia vivida. Aprendamos, leyendo este magnífico poema, que hay sucesos en la vida de cualquiera que miden con exactitud la importancia de lo que nos ocurre en nuestra vida. Esa enseñanza debe hacernos distinguir lo sustancial de lo que tiene importancia relativa. No nos rompamos a la primera de cambio, del mismo modo que hacíamos siempre, no ya después de leer este poema. La maternidad aquí se transforma en una afirmación de nuestra propia identidad: no es tanto dar a luz como habitar con sentido lo vivido, dar lugar a lo que fue, atesorarlo, no darlo por perdido o muerto, eso nunca, aunque solo durase unas semanas, aunque solo midiera dieciséis milímetros, vive de alguna manera en nosotros. Porque más allá de la pérdida, hay una luz que sobrevive. Igual que cada mujer que ha atravesado un proceso como este, aunque invisible para el mundo, brilla desde dentro, el lector puede aprender la misma actitud, desde una ternura antigua y poderosa que no necesita justificación, ni explicación. Un amor que nadie entiende ni conoce, pero que existe y persiste.
Agradecemos a Marta Castaño su envío y su participación en La Voz de la Poesía. Sin duda necesitamos poemas y poetas como ella en las aulas.
Completamos esta entrada con la colaboración con el Proyecto Nosotras: mujeres y poetas, que coordina Olga RT.
ACTIVIDADES:
- El poema no tiene título. Inventa uno y justifica tu elección.
- Relaciona el verso de Dickinson con el poema de la autora.
- En el poema aparecen términos técnicos o científicos como virga, endometrio, miscarriage... ¿Qué efecto produce su uso en el texto poético? ¿Crees que ayudan a expresar mejor el dolor? ¿Por qué?
- Después de leer el poema: ¿Qué significa ser madre para ti? ¿Se puede ser madre sin tener hijos?
- ¿Es posible recordar sin que duela?
- ¿Puede una pérdida marcar nuestra forma de amar?
- Imagina que eres una mujer que ha tenido un aborto espontáneo. Escribe una carta a ese “hijo de dieciséis milímetros”. ¿Qué le dirías? ¿Qué no pudiste decirle entonces? Puedes comenzar así: “No sé si me escucharás, pero quiero contarte que...”
- Elige un recuerdo difícil que te haya hecho más fuerte. Después, completa esta frase: “Desde entonces, soy más fuerte porque...”
- En el poema hay algunas figuras retóricas, encuentra, al menos estas: metáfora, metonimia, comparación implícita, personificación.
- Toma esta frase sencilla y reescríbela usando al menos tres figuras retóricas diferentes: “Una mujer perdió a su hijo antes de nacer, pero sigue recordándolo.” Posibles figuras a aplicar: metáfora, sinestesia, personificación, comparación, antítesis.
- Elige una situación emocional concreta: miedo, pérdida, esperanza, deseo... Haz una descripción literal de ese suceso. Luego escribe el mismo suceso, pero usando, al menos, tres figuras retóricas. ¿Cuál de las dos versiones comunica mejor lo que sientes? ¿Por qué?
- Muchas expresiones que usamos hoy vienen directamente del latín. Algunas se han mantenido en su forma original, sobre todo en el lenguaje culto, jurídico, académico… o incluso en el aula. Aquí tienes una pequeña selección:
Expresión latina | Significado | Uso habitual |
---|---|---|
Contradictio in terminis | Contradicción entre los propios términos | “Un círculo cuadrado es una contradicción en los términos.” |
Carpe diem | Aprovecha el momento | “Carpe diem, no dejes pasar la oportunidad.” |
Vox populi | Voz del pueblo | “Según la vox populi, él será el próximo presidente.” |
Homo homini lupus | El hombre es un lobo para el hombre | Para hablar de crueldad humana |
In extremis | En el último momento | “Entregó el trabajo in extremis.” |
Alter ego | Otro yo / personalidad secundaria | “Ese personaje es su alter ego literario.” |
De facto | De hecho (aunque no legalmente) | “Gobierna de facto, aunque no oficialmente.” |
Ad honorem | Sin recibir dinero, por honor | “Participó en el proyecto ad honorem.” |
Hay muchísimas más. Investiga sobre otras expresiones que no estén en este listado: busca su origen, una frase célebre en la que aparezca, y un ejemplo actual de uso (cine, música, medios). Crea un microtexto (4-5 líneas) que incluya al menos dos de estas expresiones latinas de forma coherente. Si eres más audaz, crea un texto, una redacción, un cuento, un microrrelato en el que uses las máximas posibles.
- Relaciona el poema de María Luisa Barea con el de Marta Castaño. ¿Cómo se concibe la maternidad desde ambos poemas?
Deja un comentario más abajo si te apetece.
Poema desgarrador de una mujer que se siente madre sin haber tenido un hijo
ResponderEliminarUna vez superado el dolor podemos hablar de nuestros silencios, pero la cicatriz siempre nos recordará el dolor, solo bastará un mal paso o un recuerdo para que la herida escueza de nuevo.
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