...y la lluvia y la tarde se han hundido en el tiempo…
Andrés Sánchez Robayna
Nada más hermoso que perderme con pasos callados en una tarde de lluvia y aire breve, de azoteas plateadas y pájaros mojados, relicarios de vuelos y trinos. La lluvia es el molde de esta tarde y tiene pulso y destino. No tienes que contar los minutos y las gotas, los baraja la aguja insegura del tiempo quieto, indiferente, a espaldas de esta tarde, porque el tiempo gira y tiembla como la lluvia en los charcos. Es estrecha la luz esta tarde, como torre de verticales secretos o la sombra errante de las nubes, como las piedras que en la noche se acicalan y escapan de las garras de la lluvia.
Habré de cerrar los postigos de mi casa
para evitar el naufragio de mis ojos,
los golpes del viento
y la destrucción de las palabras
ahora que el tiempo se hace blando.
Nos quedaremos a solas
la lluvia, la tarde callada y yo.
DATOS DE LA POETA: Pilar Alcalá (Sevilla, 1962). Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla, complementó su formación con la Certificazione di Italiano come Lingua Straniera, expedida por la Università per Stranieri di Siena (Italia).Durante años, ejerció como profesora de Italiano en el Instituto de Idiomas de la Universidad de Sevilla.
Su trayectoria literaria está profundamente vinculada a la ciudad de Sevilla y a la figura de Gustavo Adolfo Bécquer, a quien ha dedicado numerosos estudios y actividades culturales.Es presidenta de la institución literaria decana de Sevilla, Noches del Baratillo, y secretaria de la asociación Con los Bécquer en Sevilla.
Ha publicado diversos artículos sobre la enseñanza del italiano y sobre la obra de Bécquer, así como un capítulo en el libro Los Borbones en pelota (Editorial Olifante, Zaragoza, 2014).Sus poemas han aparecido en revistas como Álora, la bien cercada y Estación Poesía. En 2015, obtuvo el premio Voces Nuevas de Poesía de la editorial Torremozas y el X Premio Nacional de Poesía Rumayquiya por su poemario Adamar, publicado por Tau Editores en 2016 . Su obra poética incluye también Adamar y puntos suspensivos (Tau Editores, 2017), Poemas de názora y azófar (Ediciones En Huida, 2021) y Callada está la tarde (Anantes Gestoría Cultural, 2022) .
En reconocimiento a su labor cultural y literaria, recibió la Medalla de Sevilla en 2023.
COMENTARIO: Lo dice la poeta: la tarde es la clave absoluta del poema y del poemario. Seguramente porque la tarde es el vórtice existencial en un momento dado para Pilar Alcalá. Como para otros puede ser la noche o la mañana. A esa tarde, se le une la lluvia, un elemento sagrado porque supone admitir que esa lluvia está más allá del espacio y del tiempo, aunque se encuentre en un lugar exacto y en un momento concreto. La lluvia, en este poema, no representa un fenómeno atmosférico: es una forma de estar en el mundo. Un estado anímico, si queréis decirlo así. Una manifestación delicada de la lentitud, del asombro y de la interioridad. Este poema, como tantos otros de Pilar Alcalá, se escribe desde la serenidad de quien sabe que la belleza no necesita más que una mirada atenta. Creemos que ser poeta pasa por esa capacidad de ver dicha belleza, no de escribir un poema o que se publique. En el caso de la sevillana, esa mirada supone una poética de la intimidad, de lo leve, de lo esencial.
El poema de Pilar Alcalá se construye en ese espacio liminar donde el tiempo parece diluirse y el mundo exterior se convierte en una suerte de eco de lo que sucede dentro. La tarde (no cualquier tarde, sino una muy concreta, con luz estrecha y rumor de pasos callados) permite que lo cotidiano se eleve y se vuelva extraordinario. La materia del día adquiere una cualidad de eternidad sin estruendo, como si el tiempo mismo se volviera blando, maleable, vulnerable. No hay urgencia, no hay meta. Solo la contemplación de lo que sucede, lo visible y lo que apenas se intuye, lo que queda en secreto. La poesía de Pilar Alcalá no necesita grandes gestos, solo el temblor justo de una imagen verdadera. La descripción exacta de esa tarde -como podría ser otro momento del día: una mañana, una noche- supone admitir que esa tarde son todas las tardes, ya que el poema ha fijado ese momento en un recuerdo único e imborrable.
En ese clima, la palabra también se vuelve más frágil. Las palabras, como los ojos, pueden naufragar. El lenguaje corre el riesgo de disolverse si no se lo recoge a tiempo. Escribir, entonces, no es solo construir un poema: es proteger una forma de estar viva. Resguardar lo que la lluvia no va a destruir porque precisamente es lo que ha creado el vínculo, el lazo eterno que nunca desaparecerá.
Y por eso, al final, la poeta no se queda sola. Está la lluvia. Está la tarde. Está el silencio que la acompaña. Y está ella. Basta con eso muchas veces. La sola presencia, el recuerdo exacto de la lluvia una tarde, o una mañana o una noche. Tal vez, pero solo tal vez, podemos salvarnos en tardes así, también los domingos, porque quedarse a solas con la lluvia, en ese momento de recogimiento, supone compartir la soledad, sentirse uno siendo dos, porque la belleza está en la mirada, en la piel, en la garganta que se deja mojar definitivamente. Mientras haya alguien como Pilar Alcalá, capaz de decir la lluvia, la tarde, la soledad compartida, nada está perdido del todo.
Agradecemos a Pilar Alcalá su paciencia con nuestro blog, mandó su poema hace algunos meses y ya pertenece por méritos propios a La voz de la Poesía.
ACTIVIDADES:
Inventa un título para el poema y justifica tu elección.
En el frontispicio del poema aparece una cita del siguiente poema:
¿Encuentras alguna relación entre el poema de Andrés Sánchez Robayna y el de Pilar Alcalá?
Busca poemas en que la lluvia juegue un papel fundamental. ¿En qué sentido se diferencia del poema de esta semana?
Busca canciones en que la lluvia juegue un papel fundamental. ¿En qué sentido se puede relacionar con el poema de esta semana?
¿En qué parte del día te sientes más inspirado? Crea un texto literario para describir ese momento. Puede ser un poema, una redacción, un cuento, etc.
Completa esta frase con algo personal y verdadero: "Tal vez, pero solo tal vez, yo también podría salvarme si..."
¿Hasta dónde me alcanzará esta lluvia? Temo me quede con algún flanco seco; temo que ella se vaya, sin haberme probado en las sequías de increíbles cuerdas vocales, por las que, para dar armonía, hay siempre que subir ¡nunca bajar! ¿No subimos acaso para abajo?
Sois muy grandes. Este blog es de lo mejor que puede leerse en el ámbito de lo poético-educativo. Mucho mérito. Enhorabuena.
ResponderEliminar¿Hasta dónde me alcanzará esta lluvia?
ResponderEliminarTemo me quede con algún flanco seco;
temo que ella se vaya, sin haberme probado
en las sequías de increíbles cuerdas vocales,
por las que,
para dar armonía,
hay siempre que subir ¡nunca bajar!
¿No subimos acaso para abajo?
César Vallejo.
Me gusta la luz que se produce cuanda se funde el día y la noche, me recuerda que todo se apaga un poquito cada día, caminando hacia la nada.
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