CONVERSACIONES
Cuando alguien muy querido se nos derrama pálido a la muerte, tenemos que aprender a hablarle como si viajara mucho viento o mucho mar en las palabras. Es importante llamarle bien, con los mismos nombres que utilizábamos cuando la cena se estaba enfriando o necesitábamos que nos ayudara a encontrar rápido las llaves: gordita / nene / petardo cariñín / princesa / chiquitillo Es importante no perder las frases habituales hoy amaneció nublado, amor, y siento los huesos colocados del revés” y usar siempre un tono cotidiano ” buen día, pequeñaja”; “te echo de menos, capitán”. Sólo así sabrá cada muerto a qué voz pertenece y podremos imaginar los vivos que sus pasos no equivocan la dirección, que llegan y se sientan y nos escuchan en silencio. DATOS DE LA POETA : GRACIA MORALES ORTIZ (Motril, 1973) es profesora de la Universidad de Granada. Su tesis doctoral, Arguedas y Cortázar: dos búsquedas de u...