RITUALES II


Cuando nos vamos,

cuando dejamos otra vez los muros como los tuvimos,

siempre queda algún clavo de ellos en un rincón

o un estropicio que no supimos resolver

FABIO MORÁBITO

 

Lo primero en trasladar siempre es la vajilla de Navidad.
Envolvemos las copas de cristal con periódicos antiguos,
reciclamos el pasado y me imagino que sí todos nos mudásemos alguna vez, las imprentas no cerrarían.
 
Después cargamos las enciclopedias, los libros de las estanterías,
la ropa que ya no nos ponemos o los utensilios de cocina.
Vaciamos la casa poco a poco, con mimo,
para que no se dé cuenta que nos vamos
y esta vez no volveremos.
 
Desalojamos muebles, cajones y camas.
Lo último siempre son nuestras cosas, las separamos para luego no confundirlas.
Dejamos alguna mochila y las cosas del trabajo, de la Universidad,
porque da igual la mudanza, hay que seguir trabajando,
estudiando como si nada de esto fuera cierto.
 
Después de tantos años hemos aprendido a optimizar el tiempo, a reducir los trayectos.
Realizamos las mudanzas con una proeza casi mecánica.
 
Cuando todo está listo, revisamos las habitaciones, los armarios,
para que no quede nada, como si nunca hubiéramos estado,
como si no hubiésemos existido.
Simplemente nos vamos y no hablamos de aquello,
como si a ninguno nos afectara
como si por dentro no nos estuviéramos preguntando que por qué hay que irse,
que por qué siempre nos toca a nosotros
que por qué por una vez no nos quedamos.
 
Guardamos silencio
porque eso también forma parte de las mudanzas,
no admitir que cada vez nos afectan más.




DATOS DE LA POETACristina Angélica (Caracas - Málaga, 2000). Cursa el Grado en Derecho por la Universidad de Málaga. Obtuvo el V Premio Poesía Valparaíso por su libro Mi hogar es una caja de mudanzas, galardonado recientemente con el Premio Ópera Prima de la Crítica Andaluza 2020. Además, forma parte del proyecto #PoetasZetas dirigido por el Instituto Cervantes de Estocolmo. Ha participado en varias antologías poéticas y publicado en revistas literarias como Maremágnum. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés e italiano. El poema pertenece a Mi hogar es una caja de mudanzas, ed. Valparaíso Ediciones.

COMENTARIO
Sonará el despertador a la misma hora -el horario hay que cumplirlo a rajatabla-, las calles se llenarán de pasos ligeros y apesadumbrados a la vez. Las puertas estarán abiertas y siguen conduciendo a las mismas aulas, a los mismos pupitres. Luego llegarán los saludos de rigor y comenzarán las clases: de matemáticas, de inglés, de física y química, de historia o de lengua y literatura. Da igual los medios materiales que se pongan a nuestra disposición, todo ocurrirá con el mismo tono del poema de Cristina Angélica: “con una proeza casi mecánica”. A nadie se le escapa que los rituales que definen el sistema educativo simbolizan una forma de entender la educación. La liturgia de las clases, con sus reglas establecidas, nos indica el lugar que ocupa la autoridad, la importancia del orden en la vida corporativa. Estos rituales desvelan los valores a trasmitir: la forma “correcta” de escribir o leer -junto con el resto de saberes del currículo- son rituales tangibles y cohesionados que intentan poner orden al caos, homogenizando lo que parece imposible: la capacidad de experimentación de los niños y niñas que, en las aulas-santuarios (para muchos compañeros y compañeras), aulas-celdas (para la mayoría del alumnado), socaban su imaginación e incluso la alegría de vivir. Por eso la escuela no escapa de rituales de instrucción, que perpetúan cada día el aburrimiento durante seis horas diarias.

Y así pasan los años, cada curso igual, cada septiembre las mismas sensaciones, parecidas a las que describe este magnífico poema de la autora de Mi hogar es una caja de mudanzas. (Por cierto, y entre paréntesis, hay versos que tienen la fuerza suficiente para convertirse por sí solos en una especie de mantra o en un aforismo que podemos aplicar en muchas ocasiones y al que no podemos sustraernos. Por ejemplo, me pasa con “donde todo termia abre las alas” de Ángela Varela; o con este breve poema de Alejandra Pizarnik: “Una mirada desde la alcantarilla/puede ser una visión del mundo,/la rebelión consiste en mirar una rosa/hasta pulverizarse los ojos”… el verso que da título al poemario forma ya parte de estos tesoros que uso cotidianamente para soportar los días). Aunque el poema se ciña a una mudanza concreta, el concepto de identidad, de quiénes somos, de qué llamamos hogar o entendemos por familia se aborda en cada verso, en cada descripción aparentemente objetiva y rigurosa. Lo que se describe así, en realidad, coincide con un vacío consciente de que la propia identidad, nuestra propia historia, el hogar, la familia está rodeada de incertidumbre, cuando no, desasosiego, dolor y hartazgo ("por qué siempre nos toca a nosotros").

“Vaciamos la casa poco a poco”, sospechamos que nuestra propia vida también sufre la misma suerte: “y no hablamos de aquello/ como si a ninguno nos afectara”. Parece que nada cambia, que todo es monótono, lo esperado vuelve una y otra vez y se hace, por tanto, insufrible. Un poco también como este blog, este rincón de poesía que cada domingo, desde hace 10 años, vuelve para desesperación de muchos y muchas en los centros educativos (sobre todo si se les obliga a realizar las actividades). Sin embargo, encontrar a poetas como Cristina Angélica, nos empuja a no desfallecer y continuar con estos rituales.

Porque no solo este poema, todo el libro es una oportunidad única para confiar en la capacidad que tiene la poesía para luchar contra los clichés. Su mirada crítica, su posicionamiento vital, hacen que el encuentro con la palabra precisa nos brinde la oportunidad de romper con lo impuesto, con la monotonía, con los rituales que asumimos y del que quisiéramos huir la mayoría de los docentes también. Intentémoslo un año más, intentemos que la poesía, que la pasión, que el deseo de leer y de escribir, por ejemplo, no desaparezcan solapados por la burocratización de la enseñanza. Si este espacio consigue en algún momento escapar de los tópicos, de los lugares comunes; si consigue despertar la creatividad y hacer a los lectores personas más críticas; si por alguna propuesta, un alumno o una alumna, siente como suyas un verso de uno de los poemas seleccionados; entonces, el esfuerzo, 10 años después, habrá valido la pena.  

Agradecemos desde aquí la generosidad de Cristina Angélica con nuestro blog y recomendamos encarecidamente la lectura de su poemario, atesora una voz que merece la pena escuchar con atención. Nosotros ya estamos vinculados a ella por versos inolvidables. Mil gracias, Cristina, porque además, tu juventud, nos da confianza con nuestro alumnado y fuerza para intentar que expresen, de un modo u otro, todo lo que tienen dentro y que merece la pena sacar a la luz.

 

ACTIVIDADES:

  • Busca información relevante de Fabio Morábito. ¿Puedes establecer una relación entre sus palabras y el poema?
  • Explica con tus palabras el sentido de los versos finales de Cristina Angélica.
  • Piensa en algunos rituales que forman parte de nuestra vida cotidiana: cuando una pareja entra en su casa recién comprada, el nacimiento de un niño, la muerte de una persona querida o en la práctica del botellón…, ¿qué actos ritualizados pueden suprimirse?
  • ¿Qué rituales de la escuela crees que se podrían eliminar?
  • Los rituales son necesarios en la tribu, para el Estado, para la Iglesia…, pero también en nuestros círculos más personales, con la familia o los amigos o amigas. Comparte algunos de ellos a los que no renunciarías y explica tu elección.
  • Si la poesía es útil o inútil es una pregunta recurrente en este blog. ¿Crees que el poema de Cristina Angélica puede ser útil en algún sentido? Justifica tu respuesta.
  • Después de escuchar la presentación del poema que hace la propia autora en el vídeo: ¿crees que tiene una mirada crítica como ciudadana? 
  • La llamada Generación Z, los nacidos entre 1994 y 2011tienen un alto grado de frustración social, ¿qué otras características de dicha generación conoces? (Busca información relevante). ¿Cuáles encajan con la poesía de Cristina Angélica? 
  • Deja un comentario en este primer poema del curso 2021/2022, a veces necesitamos saber que hay lectores detrás, no solamente lo que indican las estadísticas de blogger.

Comentarios

  1. Eres una fuente de inspiración, gracias a mi gran compañera y amiga Nani, os sigo semanalmente.

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    1. Gracias, Rocío, por tus palabras, nos dan fuerzas para continuar. Y si además el vínculo de unión es Nani, entonces el hilo que nos vincula en estas lecturas no puede ser más maravilloso.

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  2. Ohhhhhh. que no se acabe nunca la poesía, que siga vinculando y uniendo.El universo que se esconde tras cada poema es sobrecogedor.

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    1. Tienes toda la razón, en mi caso además, en cada comentario dejo mucho de mí mismo (en este caso la lectura de todo su poemario, así, como si nada...). A veces lo mejor de mí, otras, mis miedos y mis fantasmas, pero siempre soy sincero e intento estar a la altura de lo que se espera de un triste profesor de filosofía.

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  3. Acabo de leerlo. Mejor dicho, acabo de disfrutar leyéndolo! Gracias Antonio! De corazón!

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