EL CIRCO (PARA UNA CEREMONIA DE DESPEDIDA)


Huir, del ruido enroscado a los teléfonos,

del idioma infectado en las juveniles zarpas del vacío. Vendrán, todos vendrán con su circo de látex, la mujer barbuda en su vestido obsceno el payaso sin niño el hombre bala en la nuca el domador de ciegos con su látigo estéril: la función es un ancho camino sin espejos, la mueca enquistada en los televisores, una forma de amar mucho más simple. Huir, sí, hasta colmar el negro con la lengua ensartada de cerezas y el abono del aire sobre los vertederos y el olvido.


DATOS DE LA POETA: SARA CASTELAR LORCA (Granada, 1975). Poeta y editora granadina residente en Valencia. Es autora de los poemarios, El Pulso, EH Editores, Verso a tierra, CEDMA, La hora sumergida, Turandot, El corazón y los helechos, Isla de Siltolá, Aspirantes al Paraíso, Ejemplar único y Éxodo, Las hojas del Baobab. Ha ganado numerosos certámenes poéticos nacionales e internacionales y ha publicado poemas en más de veinte antologías en los últimos quince años. Fue codirectora del proyecto cultural Jornadas Internacionales de Estudios Mistralianos en los años 2010 y 2011 en Vicuña, Chile. Realiza talleres de poesía, hace crítica literaria y es directora en Karima Editora.

COMENTARIO: Ahora sí que ha llegado el momento de la despedida definitiva. Ya ha pasado la Ceremonia de Graduación, ya han pasado los nervios, los resbalones con los tacones y por otros motivos menos saludables; ya hemos llorado las penas más amargas; y nos hemos contado muchas anécdotas; también nos hemos reído a carcajadas y hemos disfrutado del confeti y una fiesta memorable. El mundo es un circo.

Y ya veis, con ojos resacosos y una nostalgia extraña, que mira al pasado, pero que ya forma parte de vuestro futuro, que el mundo sigue ahí. No ha desaparecido pese al engaño al que nos someten todos esos personajes que nos presenta Sara Castelar. Podéis imaginar el aspecto de cada uno de ellos, os lo vais a encontrar a lo largo del camino que ahora emprendéis lejos del centro y de Marchena. Porque en nuestro mundo existen obscenidades (Barthes decía que lo obsceno produce "imágenes sin mirada", como cuando no queremos ver al indigente que pide monedas y pasamos de largo, pero eso no lo hace desaparecer y su existencia y nuestra falta de compromiso es obscena); tiros despiadados por la espalda, incluso de familiares cercanos; personas que no aportan nada, como esos payasos sin niños, por ejemplo; domadores que se presentan como gurús o bajo unas siglas políticas y que guían a la mayoría con mentiras, eslóganes y argumentos falsos... Todo ese circo es el mundo también y no va a desaparecer.

Por eso, en esta despedida, que intentan ser mis últimas palabras para vosotros y vosotras, me pongo en vuestro lugar y no creo que me equivoque si aventuro parte de lo que estáis pensando: Y ahora, ¿qué?  ¿Qué hacemos con este título bajo el brazo, incluso con el mejor expediente académico? Yo os propongo, desde aquí, algo que me habéis escuchado algunas veces en clase: huid. No soy vuestro padre, como sabéis. No tengo que protegeros ni evitaros el dolor o el sufrimiento. Por eso, largaros, huid. Huid de los estereotipos, de los lugares comunes, de lo que os intoxica, de lo que se espera de vosotros y vosotras... Huid para encontrar vuestro lugar en el mundo, da igual que no sea el lugar que concibieron para ti -sin pedirte permiso, por cierto. Tenéis una oportunidad para ser libres, para hacer de este mundo un lugar habitable, más acogedor, más auténtico. Sin embargo, me temo que no será posible si no sois capaces de soltar lastre e ir contracorriente, como Don Quijote. ¿Os acordáis de la lección del curso pasado, basada en las Instrucciones para fracasar mejor, de Miguel Albero? Don Quijote fracasó a lo grande, sin complejos. Seguid su ejemplo y enfrentaros a las imposiciones, a lo establecido, comeros el mundo a dentelladas. 

Hay una última cosa que quiero señalaros y que aparece en el poema. En el circo en que hemos convertido este mundo existe algo muy peligroso. En él han infectado nuestro idioma para confundirlo todo. Nos han sustraído palabras que deberían dar sentido a una existencia plena. Una buena vida la confunden con tener cosas (un coche de última gama, una segunda vivienda en una zona costera); la libertad con poder escoger entre ir de viaje a Londres o a Nueva York; la lucha por la justicia se ha convertido en reivindicar seguridad en las calles; la belleza con ir de etiqueta en eventos sociales; el amor con un candado en el Puente de las Artes de París. Sé que no es políticamente correcto mi comentario, pero os quiero de verdad. Y cuando uno quiere a otra persona quiere lo mejor para ella. Aunque sea lejos de uno mismo. ¡Porque tenéis que vivir es la hora de huir! Solo hay una vida y no valen excusas o remilgos. Tomad vuestras propias decisiones y huid de lo que esperan de vosotros, huid de los tópicos siempre. Inventaros vuestro propio lenguaje para nombrar la libertad, la justicia, la belleza, el amor... Es la única manera de vivir bien. Y, aunque os equivoquéis, aunque os digan que habéis fracasado, no será cierto, porque lo único cierto es aprender a soñar y crear un mundo distinto a este circo. Recordad a Octavio Paz: Merece lo que sueñas. Mereceros el mundo que soñáis. El destino llama a vuestra puerta, dejadlo pasar y afrontarlo con la pasión que se merece. Si sois capaces de vivirlo así, vuestra vida tendrá sentido y nadie os podrá engañar con el sabor exacto de las cerezas...

Agradecemos desde aquí a Sara Castelar su contribución a nuestro proyecto La voz de la Poesía y la oportunidad de usar su magnífico poema para despedirnos del alumnado de 2º de Bachillerato del IES López de Arenas. 

BONUS TRACK (Por Esther Mañoso):


"Caminaré, caminaré, me alejaré tanto que llegará el momento en que un paso en cualquier dirección me acerque a casa".
Huir es cosa de valientes, no de cobardes. Huir es lo contrario al estancamiento, al no hacer nada, a la parálisis, al miedo. El miedo aparece como mecanismo de defensa, tiene una función concreta: alertarnos, hacernos huir para ponernos a salvo.
A veces esa huida es hacia fuera, hacia el sueño de ver el mar y estar con la persona amada y otras, sin embargo, ese escapar nos llevará a adentrarnos en nosotros mismos, a conocernos, a crecer, a acompañar nuestros sueños. En cualquier caso, si huimos de algo es para llegar a lo que todos hemos gritado alguna vez jugando de niños: “casa”. Paz, calma, “será que soy feliz”.

ACTIVIDADES
  • Inventa un título distinto para el poema y explica tu elección.
  • En este circo faltan más actores: presentador, trapecista, malabarista, funambulista, etc. 
  • Explica el sentido de este verso: la función es un ancho camino sin espejos.
  • ¿En qué sentido el mundo puede ser un circo en el buen sentido de la palabra?
  • En los circos también existen animales. Te proponemos acercarte al Zooilógico de Edu Barbero. 
¿Te atreves a crear un animal parecido?
Cuenta la vida de uno de ellos, como si fuera un análisis de un experto en Zoología. Debe aparecer: Orden; Familia; Especie; Características (descripción física); Hábitos (cómo vive, dónde, cómo se reproduce); Curiosidades. 
Con todos los trabajos podéis hacer un Cuaderno de Campo del Zoilógico. 

  • Os proponemos estas actividades para nombrar vuestra huida:




  • Deja un comentario más abajo si te apetece.


Comentarios

  1. Puede que no sea tan cercano contigo como los demás pero te voy a echar de menos maestro, incluso se me ha saltado alguna lagrimilla, espero que como a mis compis te vaya genial, un fuerte abrazo.

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    1. Ay, anónimo, no sé quién eres, pero espero haber llegado a ti también, desde luego. Un abrazo y mucha suerte: ahora a huir...

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  2. Otra vez refugiándome en los comentarios de tu blog, profesor; si es que aún ya acabadas las clases vas a tener que aguantarme un poco más. A pesar de ya haber comentado en el anterior poema, tengo la necesidad de escribir de igual forma en este, para también darte mi despedida definitiva (aunque no quiera hacerlo).
    Siento si alguna vez dije que seguiría la moral dominante, a pesar de estar en contra de mis principios, con tal de no sufrir unas consecuencias por seguirlos; es una idea que siempre me he cuestionado si de verdad lo haría en caso de ocurrir esta situación. Y tú siempre has dejado claro tu respuesta, has sido fiel a tus principios; una de las tantas cosas que se deben aprender de ti. Por ello voy a intentar hacerte caso y huir para no ser partícipe de este circo, ni como persona que realice el espectáculo ni como el público que lo observa; sino como una persona que no quiere comprar ni la entrada para entrar, sino vivir sin haber estado involucrado en uno (puede que no haber ido a ningún circo de verdad me haga verlo todo desde esa perspectiva). Y puede que no seas nuestro padre pero, eh, no te asustes, a veces te he considerado como tal, y creo que un "padre" como tú sabe cuando decirle a "sus hijos" que deben huir, que un verdadero padre no les ocultaría la realidad ni les sobreprotegería para que pudieran defenderse solos ante el destino que les espera.
    Y estas lecciones no son las únicas que me has enseñado, al menos a mí, y es una de las cosas que pedías en el anterior blog: hacer lo que queramos pero siempre apasionados por ello... A ver las cosas con diferentes perspectivas, a ver más allá de lo que simplemente observamos... Y muchas cosas más.
    Muchas gracias, Antonio, por todos estos años de enseñanza, demostrándonos que aún quedan personas reales como tú, personas que consideraría ajenas al circo en el que vivimos; y gracias por entendernos y ponerte en nuestro lugar, llegando a ser más que un profesor.
    De nuevo, con lágrimas en los ojos (soy una llorona, ya lo dije, vas a tener que disculparme), me despido de ti, uno de los mejores profesores que he podido tener.
    Un gran abrazo, Esther Diéguez Pérez, 2º Bachillerato de Ciencias.

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    1. Esther, te voy a contar una cosa simplemente y creo que te darás cuenta de lo que tus palabras significan para mí. Hace muchos años, un joven estudiante de Antropología llegó a mi pueblo, Fuentes de Andalucía. Se llama David D. Gilmore. Y fue después profesor universitario. Pues bien, ese hombre conoció a mi padre, del que supongo que heredé ideales y aprendí su forma de enfrentarme a la realidad, entre otras cosas intangibles (aunque se fue demasiado pronto, para mi daño). Gilmore y mi padre se hicieron amigos. Y él le dedicó algunas de sus obras. En una de ellas le dijo precisamente lo que tú opinas de mí: ser una persona "real", auténtica, es el mejor piropo que me podías hacer, sin saberlo. Porque algunos piensan que me parezco a mi padre... Ojalá me parezca a él algún día. Si estuviera aquí conmigo, me invitaría a huir también, pese a todo, pese a todos.
      Gracias Esther, no olvidaré tu nombre nunca.

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  3. Huyamos, pues. Sin equipaje y sin plan de fuga.

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