NAVES ESPACIALES



Aquí no hay nada.
O sea, está tan sólo el mar.
RAFAEL GUILLÉN

En mitad del Pacífico 
se ubica el punto más distante 
de toda tierra firme. 

También es el lugar donde las naves 
espaciales que ya no nos son útiles 
finalizan su órbita 
                             para ser destruidas. 

Lo llaman Punto Nemo. 

A veces me imagino nadando justo allí, 
sumido en el silencio del océano, 
sintiéndome tan solo como tú 
te sientes a menudo 
en este mundo líquido. 

No sé, quizá la soledad no sea 
más que una consecuencia, 
pero nadie merece que lo traten 
como a una de esas naves 
que duermen en el fondo 
                                         del olvido.


DATOS DEL AUTOR: Javier Gilabert Sánchez (Granada, 1973) es autor de PoeAmario (Ed. Círculo Rojo, 2017), En los estantes (Esdrújula Ediciones, 2019), Sonetos para el fin del mundo conocido (Esdrújula, 2021) junto con Diego Medina Poveda, Bajo el signo del cazador (Olé Libros, 2021) junto con Fernando Jaén, de la plaquette AMaría (Cuadernos del Montevives, 2020); copromotor de Granada no se calla (Esdrújula Ediciones, 2018), y coeditor de Versos al amor de la Lumbre (Revista Lumbre, 2020) y de Para decir amor, sencillamente. Antología-homenaje a Rafael Guillén (Diputación de Granada, 2021).

Ha sido antologado en Granada no se calla (Esdrújula Ediciones, 2018), Caballo del Alba (Diputación de Granada, 2018), De la nieve al trigo (Ed. Calambur, 2019), Versos al amor de la Lumbre (Revista Lumbre, 2020), Poemas para el confinamiento (Entorno Gráfico Ediciones, 2020) y El Camino de las estrellas (Lastura, 2021).

Acaba de ganar el XV Premio Internacional Blas de Otero-Angela Figuera de la Villa de Bilbao, por Todavía el asombro, que pronto se publicará. Finalista del XXXV Premio Villa de Peligros (2020) junto a Fernando Jaén por Bajo el signo del cazador (Olé Libros, 2021). Finalista del II Premio de Poesía Esdrújula y del I Premio Pulchrum de Poesía (2020) y ganador del X Certamen de Poesía de la Universidad de Deusto (2021). Sus poemas han sido incluidos en revistas como Oculta Lit, Estación Poesía, Nayagua, Ítaca, Dos Orillas, Alhucema, Luz Cultural, Lumbre, La Libélula Vaga o SecretOlivo y en la Fonoteca de Poesía Española (The Books Movie). Colabora con la revistas Lumbre y secretOlivo, en la que conduce las secciones de entrevistas «Prensado en frío» en solitario, y «Entre2vistas» junto con el también poeta Fernando Jaén. Ha impartido cursos de escritura en el CEP de Granada y en las Jornadas Universitarias del Pirineo 2021.

Instagram: @eltiolasnubes

Facebook: javier.gilabert1

Twitter: @JaviGilabert

Página Oficial: https://javiergilabert.es/



COMENTARIO: Coordenadas: 48°52.6′S 123°23.6′W. El Punto Nemo se encuentra en un remoto enclave del Pacífico Sur a unos 2.688 kilómetros de la Antártida. Resulta tan inaccesible, que a los periodistas les gusta decir que sus vecinos más cercanos serían los astronautas, porque no en vano, como cuenta el poema, lo hemos convertido en un vertedero espacial. Será por seguridad y habrá otras razones científicas, pero no deja de llamar la atención que incluso en los lugares más remotos, la humanidad puede llegar, aunque sea para contaminarlo.

Javier Gilabert nos presenta el lugar geográfico en los primeros versos y deja para las estrofas finales dos posibilidades para explorar ese punto extraordinario desde otras perspectivas, bajo nuestro punto de vista. En la primera -que comienza con: A veces me imagino nadando justo allí...- el Punto Nemo es un deseo de soledad. Una necesidad que no ha pasado inadvertida a lo largo de la historia y de la cultura. Músicos, filósofos, escritores, poetas han dedicado muchos esfuerzos en intentar dar luz a esta situación o a este sentimiento. Para no extendernos baste con afirmar que hay una soledad que procede del desacuerdo con el mundo, porque el mundo no merece, porque es injusto y porque nos separa de lo que sentimos y deseamos. Se vislumbra una lógica de la nada en esta concepción y los peligros que conlleva. La soledad, la nada en algún sentido es muy literaria porque su estética apuesta por la introspección y por un apartamiento del mundo que nos deja un resquicio para encontrar la manera de unir lo que aparece roto.

En la última estrofa, algo cambia, pues esa soledad se puede convertir en un reproche, en una ausencia que duele porque la situación no es escogida, sino impuesta. Nos encontramos entonces ante una realidad cruda. Y no es difícil acordarse de los miles de personas que, en España, por circunscribirnos a este país, sufren este mal por cuestiones económicas, familiares, sociales, psicológicas u otros tipos de carencias o enfermedades. Si es este el caso, coincidimos con Gilabert, porque nadie merece que lo traten/ como a una de esas naves/ que duermen en el fondo/ del olvido. Si la soledad no es voluntaria, las calamidades más atroces asoman por la ventana y formarán parte, tarde o temprano, de nuestro propio interior. Para no extendernos en este apartado tampoco, quiero recordar un final de un cuentito de J. L. Borges: El Palacio. Termina de una manera magistral y cruel y acertada y real: Ya estamos muertos cuando nadie nos toca, ni una palabra, ni un anhelo, ni una memoria.

Y, sin embargo, creemos que este poema funciona con cualquier lector, porque, en el fondo, el Punto Nemo no está tan lejos, albergamos cada uno de nosotros esa zona en nuestro propio interior. Puede ser un espacio para la calma, en el que nos reencontramos con nuestra propia identidad, con lo mejor de nosotros mismos. Puede ser un lugar al que huir siempre, como acabamos de decir, si esa soledad no es impuesta. Aunque, si lo pensamos, no importaría si nos vemos arrastrados contra nuestra voluntad hasta ese lugar lejano e inhóspito, porque, aunque empujados, no deja de ser nuestro propio hogar.

Habitar nuestro Punto Nemo, conocernos a nosotros mismos hasta el punto de recurrir a esa soledad en la que renunciamos a lo que nos rodea y que alberga lo más auténtico de nuestra personalidad (lo que pensamos sin miedos, lo que sentimos sin cortapisas, lo que deseamos frente a la realidad que se impone), supone un reto para cualquiera. No me extraña que solo los elegidos, los astronautas, los que están acostumbrados a ver el cielo, la luna, Venus, Marte y el resto de planetas y de estrellas -el universo en todo su esplendor- sean los que estén más capacitados para dirigirse a ese lugar. Y ya va siendo hora de ser tan valientes como esos viajeros del espacio que no renuncian a sus sueños y ponen todo su empeño en conseguirlo, aunque eso signifique morar en la soledad y renunciar a todo lo que nos rodea e impide escucharnos a nosotros mismos, a ser Naves Espaciales. Para así poder decir, con J.L. Borges: Yo sé que no estoy muerto, aunque para eso me tenga que marchar, en cualquier momento, muy lejos.

Agradecemos a Javier Gilabert su generosidad y paciencia con nuestro blog y nuestro Proyecto de La voz de la Poesía. Gracias a poemas tan inteligentes como el de él, podemos conocernos mejor y esa es una de las funciones de la gran literatura y de la poesía, por supuesto.

BONUS TRACK: Como en una caída en espiral en un sueño, podemos entender la soledad como el tránsito hasta el lugar que puedes llamar hogar. Esa parada repentina en la caída en la que sientes el alivio que te indica que has llegado; que estás en tu centro, en el lugar al que perteneces, donde deberías estar. Has dejado de caer y la calma es absoluta, aunque ese lugar parezca estar lejos de todo y de todos.



ACTIVIDADES:

  • Cambia el título del poema y explica tu elección.

  • Busca aforismos sobre la soledad o crea el tuyo propio.


  • Busca otros puntos geográficos considerados inaccesibles. ¿Cuál es tu preferido y por qué?

  • Hay dos preguntas obvias: ¿Qué te llevarías a un lugar como ese para sentirte acompañado (que no tenga nada que ver con internet y estar conectado...)? ¿A quién te llevarías y por qué ha dicho lugar?

  • Rafael Guillén ha fallecido hace apenas unas horas. Lee sobre él en este Obituario. Busca algunos de sus poemas y elige el que más te guste. Explica tu elección.
 
  • De alguna manera, este poema nos traslada a El Palacio de J.L. Borges, en el sentido de que la soledad, comparte el olvido como una forma de muerte. Lee el texto de Borges más abajo.


Según el texto ¿por qué sabemos que el palacio no es infinito?
En la primera parte se describe el palacio: ¿de qué podría ser metáfora dicho palacio?
¿A qué se refiere Borges con aquellos que no conocen sino el sótano? Pon tres ejemplos de arquetipos o modelos de esos habitantes.
¿Qué quiere decir el autor con lo siguiente: "Podemos percibir unas caras, unas voces, unas palabras, pero lo .que percibimos es ínfimo. Infimo y precioso a la vez"? Razona tu respuesta.El final del texto afirma que él no está muerto, ¿por qué?¿Tú estás muerto en algún sentido? 

  • Visita la página oficial de Javier Gilabert. Lee algunas de sus crónicas de Prensado en frío. ¿Cuál te apetece leer después de leer su propuesta?
  • Te proponemos la siguiente actividad de Creatividad Literaria: Aprender a huir.





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