HABITACIONES JUNTO AL MAR
esta luz que arde.
¿Recuerdas
que éramos eternos el día
de los tobillos en el mar?
Sólo nosotros divisábamos
cómo llegaban
y nos favorecían
y su olor en la piel estaba
de nuestra parte.
Ellos se quedaron, lo sabes,
aunque abandonáramos
la intensidad de los segundos,
la casa con los niños
que fuimos, el breve tesoro
del día interminable.
Siguen ahí, ahí, ¿los ves
desde esa irisación
únicamente suya?
En el trasluz,
donde los dioses suelen
repetirse con hambre,
burlarse de los muertos
que añorábamos.
Hay que analizar el cuadro y
leer. Este cuadro de Hopper representa una vista desde el
interior de una habitación hacia el vasto océano, hay una sensación de
aislamiento y quietud que caracteriza su estilo realista y no aparece ninguna persona, es cierto, pero el enfoque, la perspectiva elegida, sugiere la mirada de una persona, el espectador del cuadro, que, sin saberlo mira desde la soledad a la soledad. Al igual que en la pintura de Hopper, el poema de Ricas
transmite una sensación de continuidad y persistencia a través del tiempo. Las
habitaciones junto al mar, como los colores en el cuadro de Hopper, permanecen
inmutables a pesar del paso del tiempo y de los cambios en la vida de los
protagonistas del poema. La luz invisible que arde bajo la luz visible sugiere
una presencia extraña, etérea, que trasciende las vicisitudes de la experiencia
humana. Un poema puede ser una atmósfera. Este cuadro de Hopper también lo es.
En el poema aparecen imágenes que
transportan al lector a un lugar donde los momentos pasados parecen estar
presentes de manera tangible, incluso desde la ausencia física. La repetición de la
frase "Siguen ahí" a lo largo del poema enfatiza la persistencia de
los recuerdos y las experiencias pasadas, sugiriendo una sensación de
continuidad y permanencia a pesar de que las agujas del reloj no se han detenido. Esta repetición también
añade un ritmo hipnótico al poema, invitando al lector a sumergirse en una música familiar y acogedora, que también parece escucharse en el cuadro original. El rumor de las olas del mar, como mínimo, se reproduce en nuestros oídos.
Hay en este poema una luz
especial, que emana de la obra que le sirve de inspiración. Bajo nuestro punto
de vista, la clave está en el término "irisación". Esta palabra evoca
la idea de una luz que se descompone en una variedad de colores, creando un
efecto visual efímero y, sin embargo, capaz de permanecer en la memoria. En el contexto del poema, estos colores sugieren que la escena, la mirada que mira y recuerda, también la relación entre los protagonistas del
poema, poseen una cualidad similar: una presencia sutil y en constante peligro de perderse, pero que continúa pese a todo. Es un juego de matices, de colores difusos,
que pueden ser percibidos pero no fácilmente definidos. Hay mucha elipsis en el poema, pero estaremos de acuerdo que entre los protagonistas hallamos un modo distinto de amar, de relacionarse. Solo ellos lo saben.
El lector no sabe bien lo que
es ni lo que hay. Serán objetos, lugares, experiencias que intuimos, pero que no hemos
vivido. Todo el poema parece estar imbuidos de un significado y una presencia
que trascienden lo físico, evocando recuerdos y emociones que persisten en la
mente de la voz que narra el poema. La luz invisible bajo la luz que arde puede
representar esta dimensión más profunda y espiritual de la memoria, que ilumina
los rincones oscuros del pasado y revela la belleza y la complejidad de la
experiencia ¿amorosa? compartida.
Además, la referencia a los
dioses del final sugiere la idea de una realidad trascendente que se superpone
a la realidad tangible. Esta imagen puede enriquecer la exploración de la
memoria y la nostalgia, señalando que hay fuerzas o entidades más allá de
nuestro entendimiento que influyen en nuestra percepción del pasado y el
presente. Nadie puede robar esa vida a los protagonistas. Están a salvo del
resto, como en el cuadro de Hopper. Lo que sigue ahí no podemos saberlo, pero ya
son recuerdos y emociones asociadas con los momentos vividos junto al mar,
específicamente aquel día de los "tobillos en el mar" que la poeta
recuerda con nostalgia. Aunque el tiempo haya pasado y las circunstancias hayan
cambiado, estos recuerdos persisten de alguna manera, como una presencia
invisible pero poderosa que sigue resonando en la mente y el corazón de ella y
de cualquier lector que atesore un momento de plenitud en una habitación concreta.
Esa luz, esa sombra, esa ventana, ese mar contiene un instante eterno de
felicidad. Y a esa ventana sí podemos asomarnos siempre, desde el cuadro y desde el poema.
Agradecemos a María Antonia Ricas
su generosidad y paciencia con nuestro blog. Ya forma parte de La voz de la poesía
y a nosotros nos sirve para recordar una idea que ha aparecido muchas más veces en este blog: un instante es siempre eterno si se ha vivido con la pasión
que se merece.
- Inventa otro título para este poema. Justifica tu elección.
- Lee la siguiente entrevista a la poeta toledana. Pincha aquí. ¿Qué imagen puedes extraer de su personalidad? Fundamenta tu respuesta partiendo de sus propias respuestas.
- Infórmate del la obra pictórica de Hopper. ¿Encuentras alguna relación entre el mundo del pintor y el de nuestra poeta?
- Igual que ha hecho con Hopper, María Antonio Ricas, ya lo ha hizo con El Greco.
Ahora te toca a ti intentarlo, pero al revés. Crea una foto a partir de un poema, es decir, un fotopoema:
Las Dislocaduras, plantean un diálogo entre la poesía y el collage. Y también puede ser una manera de explorar la relación entre poesía e imagen.
Se puede relacionar el concepto de "eternidad" de Tomás de Aquino con el poema "Siguen ahí" de José Ángel Valente. En la filosofía de Tomás de Aquino, la eternidad no se limita al tiempo infinito, sino que implica una realidad atemporal y trascendente, más allá de la experiencia humana.
ResponderEliminarEn el poema "Siguen ahí" de José Ángel Valente, se reflexiona sobre la persistencia de ciertos recuerdos y sensaciones en la vida humana, incluso después de que hayan pasado los momentos que los originaron. Esta idea puede relacionarse con la noción de eternidad de Tomás de Aquino, donde ciertos aspectos de la experiencia humana trascienden el tiempo y se conectan con una realidad más allá de lo temporal.