HABITACIONES JUNTO AL MAR



Siguen ahí,
con su luz invisible bajo
esta luz que arde.


¿Recuerdas
que éramos eternos el día
de los tobillos en el mar?
Sólo nosotros divisábamos
cómo llegaban
y nos favorecían
y su olor en la piel estaba
de nuestra parte.


Ellos se quedaron, lo sabes,
aunque abandonáramos
la intensidad de los segundos,
la casa con los niños
que fuimos, el breve tesoro
del día interminable.


Siguen ahí, ahí, ¿los ves
desde esa irisación
únicamente suya?


En el trasluz,
donde los dioses suelen
repetirse con hambre,
burlarse de los muertos
que añorábamos.


DATOS DE LA POETA: María Antonia Ricas (Toledo, 1956), poeta reconocida en el ámbito literario español. Ha recibido numerosos galardones, incluido el Premio de Poesía Nicolás del Hierro en 2004 y el título de Hija Predilecta de Toledo en 2018. Además de su obra literaria, es colaboradora y columnista en medios como ABC Castilla-La Mancha y RNE. También es codirectora de la revista Hermes. Ha publicado una veintena de poemarios, entre ellos: "Conectada" (2012), "El Cretense" (2013), "Salir de un Hopper" (2016), "Invisible en la piedra" (2018), "Cuando sonríen" (2019), "Aprendiendo la lengua de los pájaros" (2021), "Buscando el tono" (2021), "De la rosa al ídolo" (1990-1997) y "Menhir" (2024).


COMENTARIOHay que mirar el cuadro y leer. La relación entre la poesía y la pintura es estrecha y antigua. Ambas formas de expresión comparten el objetivo de comunicar emociones e ideas a través de imágenes y metáforas. Los poetas y pintores se inspiran mutuamente, utilizando el lenguaje visual y simbólico para transmitir su visión del mundo. La famosa frase, "ut pictura poesis", de Horacio, subraya esta conexión al comparar directamente la creación de imágenes en pintura con la creación de imágenes mentales en poesía. Ambas disciplinas ofrecen al espectador o lector una experiencia estética capaz de aglutinar ambos lenguajes.

Hay que analizar el cuadro y leer. Este cuadro de Hopper representa una vista desde el interior de una habitación hacia el vasto océano, hay una sensación de aislamiento y quietud que caracteriza su estilo realista y no aparece ninguna persona, es cierto, pero el enfoque, la perspectiva elegida, sugiere la mirada de una persona, el espectador del cuadro, que, sin saberlo mira desde la soledad a la soledad. Al igual que en la pintura de Hopper, el poema de Ricas transmite una sensación de continuidad y persistencia a través del tiempo. Las habitaciones junto al mar, como los colores en el cuadro de Hopper, permanecen inmutables a pesar del paso del tiempo y de los cambios en la vida de los protagonistas del poema. La luz invisible que arde bajo la luz visible sugiere una presencia extraña, etérea, que trasciende las vicisitudes de la experiencia humana. Un poema puede ser una atmósfera. Este cuadro de Hopper también lo es.

En el poema aparecen imágenes que transportan al lector a un lugar donde los momentos pasados parecen estar presentes de manera tangible, incluso desde la ausencia física. La repetición de la frase "Siguen ahí" a lo largo del poema enfatiza la persistencia de los recuerdos y las experiencias pasadas, sugiriendo una sensación de continuidad y permanencia a pesar de que las agujas del reloj no se han detenido. Esta repetición también añade un ritmo hipnótico al poema, invitando al lector a sumergirse en una música familiar y acogedora, que también parece escucharse en el cuadro original. El rumor de las olas del mar, como mínimo, se reproduce en nuestros oídos.

Hay en este poema una luz especial, que emana de la obra que le sirve de inspiración. Bajo nuestro punto de vista, la clave está en el término "irisación". Esta palabra evoca la idea de una luz que se descompone en una variedad de colores, creando un efecto visual efímero y, sin embargo, capaz de permanecer en la memoria. En el contexto del poema, estos colores sugieren que la escena, la mirada que mira y recuerda, también la relación entre los protagonistas del poema, poseen una cualidad similar: una presencia sutil y en constante peligro de perderse, pero que continúa pese a todo. Es un juego de matices, de colores difusos, que pueden ser percibidos pero no fácilmente definidos. Hay mucha elipsis en el poema, pero estaremos de acuerdo que entre los protagonistas hallamos un modo distinto de amar, de relacionarse. Solo ellos lo saben.

El lector no sabe bien lo que es ni lo que hay. Serán objetos, lugares, experiencias que intuimos, pero que no hemos vivido. Todo el poema parece estar imbuidos de un significado y una presencia que trascienden lo físico, evocando recuerdos y emociones que persisten en la mente de la voz que narra el poema. La luz invisible bajo la luz que arde puede representar esta dimensión más profunda y espiritual de la memoria, que ilumina los rincones oscuros del pasado y revela la belleza y la complejidad de la experiencia ¿amorosa? compartida.

Además, la referencia a los dioses del final sugiere la idea de una realidad trascendente que se superpone a la realidad tangible. Esta imagen puede enriquecer la exploración de la memoria y la nostalgia, señalando que hay fuerzas o entidades más allá de nuestro entendimiento que influyen en nuestra percepción del pasado y el presente. Nadie puede robar esa vida a los protagonistas. Están a salvo del resto, como en el cuadro de Hopper. Lo que sigue ahí no podemos saberlo, pero ya son recuerdos y emociones asociadas con los momentos vividos junto al mar, específicamente aquel día de los "tobillos en el mar" que la poeta recuerda con nostalgia. Aunque el tiempo haya pasado y las circunstancias hayan cambiado, estos recuerdos persisten de alguna manera, como una presencia invisible pero poderosa que sigue resonando en la mente y el corazón de ella y de cualquier lector que atesore un momento de plenitud en una habitación concreta. Esa luz, esa sombra, esa ventana, ese mar contiene un instante eterno de felicidad. Y a esa ventana sí podemos asomarnos siempre, desde el cuadro y desde el poema.

Agradecemos a María Antonia Ricas su generosidad y paciencia con nuestro blog. Ya forma parte de La voz de la poesía y a nosotros nos sirve para recordar una idea que ha aparecido muchas más veces en este blog: un instante es siempre eterno si se ha vivido con la pasión que se merece.


ACTIVIDADES:

  • Inventa otro título para este poema. Justifica tu elección.

  • Lee la siguiente entrevista a la poeta toledana. Pincha aquí. ¿Qué imagen puedes extraer de su personalidad? Fundamenta tu respuesta partiendo de sus propias respuestas.  

  • Infórmate del la obra pictórica de Hopper. ¿Encuentras alguna relación entre el mundo del pintor y el de nuestra poeta? 

  • Igual que ha hecho con Hopper, María Antonio Ricas, ya lo ha hizo con El Greco.


Ahora te toca a ti intentarlo, pero al revés. Crea una foto a partir de un poema, es decir, un fotopoema:


Jugando con la creación de imágenes y la poesía, te invitamos a realizar Poecómic:


Las Dislocaduras, plantean un diálogo entre la poesía y el collage. Y también puede ser una manera de explorar la relación entre poesía e imagen.





María Antonia Ricas ha escrito también un libro de haikus, podéis intentar hacer alguno: Os dejamos este taller de haikus de Manuel Molina y Francisco Serrano. Pincha aquí.

Por último, os dejamos esta actividad para escribir un cuerpo y así no olvidarlo nunca:



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