MORIR CAMINANDO (Poema para el Día Escolar de la No Violencia y la Paz)



Morir caminando
de un lado a otro de la Franja
los pasos que aún queden en los pies.
Sujetar la manta nómada
que aún quede en la mano.
Sortear los escombros de la memoria
mientras se pudre la carne humana de las cosas.
Todo en su olor a muerte:
el paisaje amputado de los niños,
la ciudad en su rotura,
los gritos de las casas,
el arañazo de las madres.
Saberse pronto polvo de esa nada.
Avanzar en el sentido opuesto de las bombas.
Morir de esa otra forma lenta
en que las guerras destruyen al hombre:
caminando la muerte,
como un hámster en la jaula
a la vista de todos.


DATOS DE LA POETA: Pilar del Pozo Manchado (Madrid, 1973) estudió periodismo y actualmente es profesora. Escribe cuentos y poemas, entre otras cosas. Entre sus poemarios destacamos La verdad según Lady Macbeth o A esta altura de tejados.

Podéis conocer más sobre ella en: https://lenguascomopeces.blogspot.com/


COMENTARIO: ¿Qué hacemos para el Día Escolar de la Paz y la No Violencia? ¿Cómo podemos crear en nuestro alumnado una Cultura de la Paz? La teoría nos la sabemos: Fomentar el diálogo y la resolución pacífica de los conflictos, realizar campañas de sensibilización, incorporar la educación emocional y plantear actividades que visibilicen la necesidad por apostar por los Derechos Humanos vulnerados en los conflictos bélicos... En los centros educativos, de manera individual, en tutorías, o de manera transversal, mediante planes y programas de distinto índole, intentamos que este Día sea especial en cada centro. Y se hacen cosas espectaculares, increíbles y muy interesantes.

Nosotros, desde nuestro blog, apostamos por mostrar la realidad, nombrar y traer a presencia la crudeza y la realidad que padecen muchas personas hoy en día. Incluso ahora, que parece que ya se ha solucionado lo que pasa en Gaza, las noticias que nos llegan siguen siendo desalentadoras, pese al acuerdo del alto al fuego. En el poema, Pilar del Pozo nos interpela directamente a la conciencia colectiva en torno a una situación insufrible, pero lamentablemente cotidiana en este genocidio. La paz no puede ser solo una consigna abstracta, porque las personas que sufren las consecuencias de las guerras, las personas que mueres son de carne y hueso. De hecho, ese gazatí del poema, bien pudiera haber sido un niño de 12 años, hace apenas unos días, el 23 de enero. (Doce años se escribe sin problemas, pero pensarlo, ver su cuerpo en medio de la calle, es una imagen que no se borra fácilmente de la memoria).

En lugar de la tranquilidad y la justicia que el Día Escolar de la Paz que proponemos en muchos centros educativos, con Morir caminando queremos reflejar la opresión, el sufrimiento y la deshumanización de las víctimas en un hecho actual. La poesía, en este caso, se convierte en un vehículo de denuncia y reflexión, desafía a nuestra conciencia, que quiere pasar por alto, superficialmente, en muchos casos, para no tomar partido. Y, sin embargo, si de algo sirve este día, es para tomar posición activa frente a la violencia y la desigualdad desde la denuncia de lo que ya ha hecho en varias ocasiones la Corte Internacional  de Justicia. 

Parte del acierto del poema de Pilar del Pozo, es que la voz del poeta es la voz de una víctima real que el lector puede identificar. Sus pasos, la manta raída, la infancia perdida (el paisaje amputado de los niños), las casas destrozadas, el dolor de las madres, ese olor de la muerte que no conocemos y que nos parece vedado, ahora se presentan nítidos y escalofriantes. Sin embargo, en los últimos versos, se produce un giro, un vuelco en el que el personaje principal deja su historia para señalar nuestra posición en la escena que se describe. Se produce, entonces, una denuncia directa a la indiferencia global, a esa pasividad de quienes, desde la comodidad de su cotidianidad, se han acostumbrado al horror. En un mundo donde las imágenes de sufrimiento se difunden constantemente por las redes sociales y los medios de comunicación, parece que el bombardeo incesante de noticias ha anestesiado nuestra capacidad de reacción. La jaula que menciona el poema no solo encierra a las víctimas de la guerra, sino que también atrapa nuestra conciencia en una espiral de apatía. Nos convertimos en espectadores de injusticias que parecen ajenas, inmunes a la humanidad de quienes las padecen. Y es precisamente ahí donde este poema adquiere su poder transformador, incidiendo en la llaga misma, escrutando en nuestras conciencias: nos obliga a detenernos, a mirar y enfrentarnos a lo que queremos ignorar inevitablemente, pero ya no podremos hacerlo después de leerlo.

Si este día tiene un propósito es precisamente romper esa jaula invisible que nos convierte en observadores pasivos. El poema es un espejo incómodo, pero necesario, que nos devuelve una imagen de nuestra propia inacción. Desde las aulas, debemos invitar a los alumnos y alumnas a mirar más allá, a tomar conciencia y, sobre todo, a tomar partido, para que la paz deje de ser un ideal abstracto y se convierta en una construcción colectiva y real, poniendo nuestra mirada, nuestro pensamiento, nuestro corazón -es decir, nuestra alma- en lo que verdaderamente importa: las personas reales que sufren ante tanta injusticia un genocidio que ha parado provisionalmente, pero del que no podemos dejar al lado, porque los asesinatos y la destrucción no han terminado por parte de Israel.

Agradecemos a Pilar del Pozo su envío que ya forma parte de la Voz de la Poesía y que llena de conciencia nuestro espacio en esta semana que volveremos a celebrar el Día de la Paz y la No Violencia.

Completamos la entrada con la colaboración con Nosotras: Mujeres y poetas, gracias a Olga RT.



ACTIVIDADES:

  • Inventa otro título posible para el poema. Justifica tu elección. 

  • Caminar para no morir, parece un aforismo. Encuentras algún otro aforismo en el poema de Pilar del Pozo. Te invitamos a intentar crear los tuyos  siguiendo esta presentación. Puedes hacerlo para el Día de la Paz.


  • En el vídeo de la lectura, Pilar del Pozo nos recuerda unos versos de José Martí. José Martí, uno de los grandes escritores y héroes de la independencia de Cuba, fue encarcelado a los 16 años en 1870 por sus ideas políticas. En prisión, Martí debía realizar trabajos forzados y llevar cadenas en los pies. Desde allí, envió a su madre, Doña Leonor Pérez, una fotografía vestido con el uniforme de la prisión, con las cadenas y el grillete visibles. En el reverso de esa foto, escribió estos emotivos versos:

Mírame, madre, y por tu amor no llores,
si esclavo de mi edad y mis doctrinas
tu mártir corazón llené de espinas,
piensa que nacen entre espinas flores.

¿Qué te parece el poema enviado a la madre? ¿Estarías dispuesto, con 16 años, a defender tus ideas aunque acabaras en la cárcel por ello? 
Explica la metáfora de Martí. ¿Puede la poesía, partiendo de experiencias muy espinosas, hacer que nazca una flor? 

  • Te proponemos esta actividad relacionada con lo anterior, pincha aquí.




  • Imagina que eres una persona que vive en un conflicto bélico como el que describe el poema. Escribe una carta a alguien que no esté en esa situación para explicarle cómo es tu día a día, qué esperas del mundo y qué deseas para el futuro.

  • El día 23 de enero de 2025, una vez firmada la tregua, el ejército de Israel siguió matando. Lee la noticia en EL PAÍS. Y es impactante la imagen de un niño de 12 años asesinado un día antes, pincha aquí. ¿Crees que la tregua provisional acabará en una paz definitiva?

  • Visita la página de la poeta y navega por sus entradas. ¿Qué entrada te ha llamado más la atención? ¿Qué características personales puedes extraer de dichas entradas? Justifica tu postura basándote en entradas concretas.

  • ¿Qué relación encuentras entre el poema de esta semana y la propuesta de Olga RT, con el poema de Selva Casal de su proyecto de Nosotras: Mujeres y poetas?







Cuéntanos qué hacéis en vuestros centros para el Día de la Paz y la No violencia. O deja un comentario más abajo sobre esta entrada.




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