No hay vida o muerte, tan sólo tu presencia, inundando los tiempos...”
Octavio Paz
Si transitase por entre la nostalgia
rozando el abismo
saltando entre contradicciones
pisando por el borde del denario
con el lóbrego anverso que me llama a lo oscuro
y el reverso lumínico que me cita a su vera
podría, tal vez, volver hasta Traslúcida
la Arcadia primigenia de mi utópico Oriente
igual que retorno a un libro de poesía
que, hace tiempo, ya di como concluso.
Pero no puedes volver hasta el jardín hespérico
como no se elige por destino Ítaca
para unas vacaciones;
no hay billete de avión en que se lea
BARAJAS MAD – ÍTACA VTH
porque la Ítaca actual no es la de Homero
ni fue Vathí el hogar de aquella tejedora;
tampoco fue en Kuomi la morada de Ulises
ni el frondoso Nérito, ni la Fuente de Aretusa
se encuentran en Nertóbriga o Fuente Amarga.
No hay un lugar donde se fije el Paraíso
la Utopía de More, el Jardín de Gilgamesh,
el de las Hespérides de los autores clásicos
la Pancaya de Evemero, la República
de Platón, los mitos de Hesíodo
el Dorado de Cabeza de Vaca
o la Cíbola de Vázquez de Coronado;
como no hay un lugar
en que aquella Almería exista;
sólo son una fábula pretérita
un ideal, ahora, inalcanzable.
Así, bordea la nostalgia lo insoluble
el oscuro Thánatos de la ficción
de la entrega total a ese mito
de un ayer-hoy que no es
porque somos nada final, ni aún recuerdo;
navegamos en esta azul canica
minúscula mota de polvo errante
sin dejar noticia alguna de nuestro existir
sin que la actividad de nuestra especie
justifique su existencia de ninguna forma
sin que el futuro recuerde siquiera
que, una vez, nosotros fuimos.
DATOS DEL POETA: F. Pastor-Mata es pseudónimo de Fernando Pastor Pons (Madrid, 1954) Licenciado en Geografía e Historia por la UCM; Postgraduate Certificate in Management, Solihull College; Advanced Diploma in Human Resource Management, Institute of Personnel and Development (ambos Solihull, UK). Directivo de empresas y ONG’s en Francia, Suiza, Reino Unido, Portugal, Cabo Verde y España.
Formado a la sombra del movimiento de Los Indalianos (Almería, años sesenta) y de la poesía joven andaluza de esa década. Colaboró en las revistas “Sureste”, “Albatros”, “Albox” y “Parole” (revista esta última de la facultad de Filología de la Universidad de Alcalá de Henares). Ha sido columnista de El Diario de Alcalá, colaborador de Onda Cero del Henares y ha publicado artículos divulgativos y de carácter local en el semanario Puerta de Madrid. Director y actor aficionado, ha dirigido teatro y zarzuela; también codirigió y fue presentador durante varios años de “Música y Palabra de Inspiración” un programa semanal de música y poesía en un centro cultural de Moratalaz, Madrid; además, como director musical, dirigió diversos coros durante una década.
Se ha publicado su poesía en antologías y revistas nacionales y extranjeras: (Encuentros con la poesía - 13 poetas, Fundación Cultural Miguel Hernández, 2021) (“No dejemos de hablar-entrevistas a 19 poetas”, Ada Soriano, Polibea, 2019) (Revistas: Rotonda Valahă de Rumanía, etc.). Tiene publicados los poemarios “Ansiada del Aire” (Celesta, 2020) y “Sempronio se ha dormido” (Sapere Aude 2021).
Participa habitualmente en encuentros culturales, recitales y eventos poéticos en Madrid, Alcalá de Henares, Madrid, Orihuela y, ocasionalmente, lo ha hecho en León, Guadalajara y Almería. Destaca su participación en las celebraciones del Festival de la Palabra que, con motivo de la concesión del Premio Cervantes 2018, se realizaron en Alcalá de Henares; en esa ocasión, junto a los poetas, Nuria Ruiz de Viñáspre, Zhivka Baltadzhieva, Manuel Rico y Carlos Morales del Coso; también en la ‘Primavera Poética 2019’ de la Fundación Progreso y Cultura de Madrid, junto a poetas como Antonio Merayo, Antonio Hernández y Aureliano Cañadas, como poeta invitado en los ‘Encuentros con la Poesía 2020’ que organizan la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Orihuela y la Fundación Cultural Miguel Hernández en la Casa-Natal del poeta y, también como poeta invitado en los Velorios Poéticos, de Almería en marzo 2024)
Como divulgador cultural, ha organizado y realizado diversas presentaciones de libros de autores actuales (León Arsenal, Fernando Maura, Francisco Peña Martín, etc.), ha participado en homenajes a diversos poetas actuales y colaborado como rapsoda en presentaciones para dar a conocer poetas de diversas épocas, además de otros recitales de poemarios propios.
COMENTARIO: Las Navidades, el Fin de Año y la celebración del paso del tiempo nos llenan de nostalgia y de contradicciones. A veces, si nos llevan hasta el límite, la llegada de Año Nuevo puede ser un abismo al que nos asomamos, porque esa transición temporal siempre viene ligada a una reflexión sobre nuestra condición finita como seres vivos. Al final de cada año, solemos mirar atrás, recordando los momentos vividos, las metas alcanzadas o los paraísos perdidos. El poema de F. Pastor-Mata nos sumerge en una reflexión sobre todo lo anterior y sobre un asunto primordial: la búsqueda, casi quimérica, de la felicidad.
Un poema que es toda una lección sobre mitos, geografías reales e imaginarias y referencias literarias para mostrarnos un viaje tanto exterior como interior y que está conectado con un lugar concreto para el poeta: su Arcadia, su Almería. Cualquiera de nosotros ha vivido en ese lugar o puede soñar un lugar así, aunque sea una cabaña humilde en medio de la campiña o en un lugar remoto de la pampa argentina. Todos queremos volver a Ítaca, ese lugar que simboliza el hogar, el origen y la plenitud. Sin embargo, el poema desmonta este mito: ni Ítaca, ni los jardines míticos, ni los paraísos literarios son reales o alcanzables. Se convierten en símbolos de algo que alguna vez tuvimos y que, al desaparecer, nos deja con la nostalgia como única compañera. Esa nostalgia, sin embargo, no nos ancla en el pasado, sino que nos empuja a cuestionar nuestra existencia en el presente. ¿Por qué somos incapaces de vivir en el lugar que hemos sido felices?
Aunque en realidad no se trata de un lugar tampoco. La idea de "volver hasta Traslúcida", "la Arcadia primigenia", encarna ese deseo universal de regresar a un estado ideal que la memoria ha embellecido. Sin embargo, el poema advierte que este retorno no es posible tampoco: "no puedes volver hasta el jardín hespérico", pues los paraísos no son lugares geográficos, sino construcciones mentales, espacios del corazón. El tiempo transforma nuestra relación con esos espacios; lo que fue tangible, el corazón que tuvimos en nuestras manos, o que ofrecimos, ahora es intocable, solo aparece idealizado por el recuerdo.
Sin embargo, tal vez, una forma de felicidad es la ausencia. Lo que falta es lo que completa el puzle de nuestra vida, el cuadro o el libro del que formamos parte aunque nadie lo sepa. El poeta sugiere que la felicidad no es un lugar físico. Haciendo un repaso exhaustivo de utopías clásicas, desde la República de Platón hasta El Dorado, los versos sugieren que la felicidad no es un lugar físico ni un estado permanente, sino un momento fugaz que hemos experimentado y que solo recordamos con la luz del pasado. En este sentido, el poema se alinea con la tradición literaria que plantea que la felicidad no reside en el destino, sino en el viaje, en los pequeños instantes que la vida nos regala y que, al desaparecer, nos dejan con una mezcla de gratitud por lo vivido y de desconsuelo por dicha pérdida. Es como si la vida se vengara en la felicidad.
Pero no hay que sucumbir a la nostalgia absoluta, como si fuera una derrota definitiva, la nada del final del poema. El año acaba de empezar y está lleno de oportunidades para volver a ser feliz, para vivir de una manera auténtica. Una vez, nosotros fuimos, ese verso final es capaz de dar un giro al tono del poema. Una vez, nosotros fuimos, una vez conocimos la Arcadia y la felicidad y la alegría de estar unidos, conectados, y ese instante lo inundó todo, como el agua de esa fuente de Aretusa o ese mar almeriense. Si nos aferramos a ese momento exacto, a ese lugar concreto, tal vez tengamos una oportunidad de no ser vencido por el olvido, por el tiempo, por la muerte de todo lo que nace. Tiene que existir algo, más allá del tiempo y del espacio, que no muera. Y, tal vez, el poeta lo sepa, y nos indique la clave si vamos al poema de Octavio Paz que sirve de preámbulo al suyo.
Agradecemos desde aquí el envío de Fernando Pastor Pons, que ya forma parte de La Voz de la Poesía, una antología que no deja de crecer con poetas y poemas que son un regalo y una declaración de intenciones para cualquier lector o lectora.
Completamos la entrada con la colaboración con NOSOTRAS: MUJERES Y POETAS que coordina Olga RT.
ACTIVIDADES:
Inventa otro título posible para el poema. Justifica tu elección.
Usando las técnicas del Debate Académico, crea argumentos para defender que las utopías son esenciales como motor de cambio. Y otros argumentos para sostener que perseguir utopías conduce a la frustración.
Crea un collage visual que represente los conceptos de utopía y paraíso perdido a través de imágenes, frases del poema y fragmentos de otras obras literarias o mitológicas.
Escribe un mito propio sobre un lugar utópico. Debes incluir: una descripción del lugar, obstáculos para alcanzarlo, un héroe o heroína.
Ubica en un mapa los lugares reales mencionados en el poema (Ítaca, Almería, etc.). Intenta responder a esta pregunta: ¿cómo influyen los paisajes reales en la construcción de los mitos?
En tiempos de la pandemia creamos esta actividad para viajar desde casa, con la literatura. Creemos que la actividad puede tener relación con el poema y los temas tratados en el comentario (pincha aquí para leer la propuesta).
Te proponemos esta actividad de creatividad literaria para escribir con exactitud el lugar exacto en el que fuiste feliz.
Y esta actividad, basada en un magnífico poema visual de Antonio Monterroso, sobre nuestra propia Ítaca.
En el comentario se afirma que las Navidades están llenas de contradicciones, ¿en qué sentido? Justifica tu respuesta con ejemplos reales y concretos.
¿Crees que puede existir algo en este mundo que no muera? Lee el poema de Octavio Paz, Raíz del hombre.
¿Qué relación encuentras entre el poema de esta semana y el de Aitana Monzón?
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