DOCE

Vino ella a recordaros, a sacaros fotos, vino a poner en orden los papeles. Vino a recordaros ella, la polvorienta mirada sin luz, la calva impostura del grito, los nombres muy juntos en el muro.

Llevabais vosotras zapatos negros y bolsos negros y tocas negras y guantes y mandiles negros, posabais vosotras muy quietas en la puerta negra de la casa, en las aceras negras, tras visillos negros, en la negra luz del alba.

Hizo que os desplomarais. Hizo que estuvierais serenas en la cama, sobre la acera, polvorientas y amarillas ahora, en la casa del aire.

Vino a recordaros y estaban secos los ladrillos, secas las ventanas, secos los niños que nacían, secas las ubres y las lenguas, seca y vacía la luz del alba.

DATOS DE LA POETA: Ana Martínez Castillo (Albacete, 1978) es profesora, editora, poeta y narradora. Su interés se ha centrado en destacar el lado oscuro de lo humano, en la mezcla de terror y humor y en explorar el esperpento desde lo insólito. En el campo de la narrativa, ha publicado los libros de relatos Reliquias (Eolas Ediciones, 2019) y Ofrendas (Eolas Ediciones, 2021). Es autora del álbum ilustrado Cómo cocinar princesas (NubeOcho, 2017), traducido al inglés, italiano y coreano. Como poeta, figura en diversas antologías y ha publicado cinco poemarios: Bajo la sombra del árbol en llamas (Ediciones de la Isla de Siltolá, 2016), La danza de la vieja (Ediciones de la Isla de Siltolá, 2017), Me vestirán con cenizas (Versátiles Editorial, 2019), De lo terrible (Chamán Ediciones, 2020) y La fiebre y la semilla (Maclein y Parker, 2023). 

COMENTARIO: En nuestro centro, estamos inmersos en la XI Semana de las Artes y las Humanidades, dedicada en esta ocasión al Romanticismo. En este periodo, el concepto de "memento mori" formaba parte de los tópicos literarios. Y el poema de Ana Martínez nos sitúa de manera inmediata en ese territorio sombrío que parece ser la muerte. Si lo pensamos, el poema va describiendo una escena donde la muerte no es una abstracción, sino una presencia concreta, casi física, que irrumpe en los escenarios cotidianos -nuestras casas, las calles, los cuerpos de los que nos rodean- para recordar a los vivos su destino inevitable, un recordatorio de la fragilidad humana y de la certeza de la muerte.

La forma en que Ana Martínez Castillo aborda este tema conecta su poesía con la estética del surrealismo, que recordemos está íntimamente relacionado con el romanticismo. Ya que el surrealismo supone, de algún modo, la continuidad y la culminación del romanticismo. La consciencia romántica reivindicaba y exploraba la subjetividad. Nada de esto fue ajeno al surrealismo, ni tampoco al planteamiento que vemos en este poema. Aquí la muerte no aparece como un aspecto sensiblero, sino creando imágenes insólitas, cargadas de extrañeza: "la polvorienta mirada sin luz", "la calva impostura del grito". La acumulación de elementos negros -zapatos, bolsos, tocas, aceras- y la repetición obsesiva de términos relacionados con la sequedad ("secos los ladrillos, secas las ventanas, secos los niños que nacían") construyen una atmósfera donde lo cotidiano se distorsiona y lo familiar se vuelve inquietante. Es una visión esperpéntica y deformada del mundo, en la línea del surrealismo y del humor negro que la poeta cultiva también en otros registros.

Obviamente, esa figura femenina es una representación  una representación simbólica de la Muerte misma, actuando como una suerte de fotógrafo espectral que captura la última imagen de los vivos antes de su derrumbe. No es una muerte grandilocuente, sino una muerte polvorienta, desprovista de heroicidad, que transforma a las personas en figuras amarillas, desgastadas, casi deshechas. Como la fotografía que le ha servido de inspiración a la poeta como nos dice en el vídeo.

Hay poemas raros, por decirlo con imprecisión, que son todo un acierto. El lenguaje de Ana Martínez Castillo, en este texto, no busca la corrección decorosa ni el consuelo. Prefiere adentrarse en lo terrible, explorar lo que muchas veces tratamos de ocultar: la descomposición, la sequía, el fin de los ciclos vitales. Sin embargo, hay en esta representación una belleza amarga, una fuerza poética que nos obliga a mirar de frente lo que normalmente evitamos. Tal vez, porque el único consuelo posible ante la muerte no es huir de ella, sino reconocer que compartimos el mismo destino que aquellas personas que amamos. Esta idea, profundamente humana, conecta con una tradición literaria que hunde sus raíces en el Romanticismo, donde la muerte de los amantes, a menudo como duocidio (morir juntos como forma de máxima fidelidad y conexión) era vista no como tragedia, sino como culminación inevitable del amor absoluto. Poemas, leyendas y novelas románticas (seguro que os viene a la cabeza Romeo y Julieta, o las baladas de Bécquer o los amores que describe Chateaubriand) ya mostraban que, frente al dolor de la separación y la pérdida, solo la muerte compartida podía ser entendida como un consuelo. En el poema de Ana Martínez vemos, de forma oscura y despojada de sentimentalismo, esa misma intuición: la muerte es el final, pero también una forma de continuidad secreta con quienes han vivido con nosotros. Moriremos, sí, pero moriremos juntos, arrastrados por la misma polvorienta luz del alba. Pues eso somos, luz, polvo, más polvo enamorado...

Agradecemos el envío del poema a Ana Martínez, que ya forma parte de La voz de la Poesía.

ACTIVIDADES:

• Inventa otro título para el poema. Justifica tu elección.

• Haz un listado de los símbolos que aparecen en el poema . ¿Qué sensaciones provocan? ¿Por qué creéis que la autora insiste en ellos?

• ¿Cómo representa Ana Martínez la advertencia de que la muerte es inevitable? Busca ejemplos de otras obras donde aparezca este mismo tópico (pueden ser citas breves de poemas o fragmentos de novelas o películas).

• Imaginad que tenéis la oportunidad de entrevistar a Ana Martínez Castillo. Escribid 5 preguntas que le haríais, basándoos en la lectura del poema y en su biografía. Luego, responded a esas preguntas como si fuerais la autora, empleando su posible estilo o tono.

• El comentario menciona la idea romántica de que la muerte compartida puede ser una forma de consuelo. Organizad un debate:¿Estáis de acuerdo con esta visión?¿Creéis que hoy en día seguimos viendo la muerte de los enamorados como un ideal? ¿Qué otras obras (películas, canciones, series) actuales tratan temas parecidos?

• Haz esta actividad de Creatividad Literaria:

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