TODO LO QUE TIEMBLA




Había algo que temblaba. 

Me gustan las cosas que tiemblan. 

Las hojas de laurisilva de Anaga, las noches de invierno, los dedos de un él inexistente.

Las palabras también tiemblan. 

Casi todo lo que tiembla es poesía. 

Hay personas que no temblarán jamás. 

La camarera de esta panadería no puede temblar. 

La mano de mi cirujano tampoco. 

Hay personas a las que no les está permitido temblar. 

Mi vida está temblando mucho ahora. 

Tenemos un temblor adjunto inevitable : Las respuestas. 

Todas las certezas están construidas de temblores. 

Casi todos los dirigentes políticos han hecho temblar a su país alguna vez. 

Cuando yo le miro a usted estoy temblando.

La piedra tembló antes de ser piedra. 

Había algo que temblaba. 

El temblor llegaba hasta la península. 

Aplausos dentro del teatro, potros de Lorca. Eso es temblar. 

Las lámparas nocturnas también tiemblan. 

Tiemblan los niños de Gaza y los titulares del amanecer. 

Tiemblan las barcas del Atlántico y los pies de nuestros hermanos. 

Algo temblaba. Siguió temblando. 

Desde entonces vivo en un temblor. 

He visto cómo todo mi cuerpo tiembla.

 Y que estas manos temblorosas son las manos temblorosas de cada mujer del mundo.



DATOS DE LA POETA: Andrea Bernal (Madrid, 1985) es profesora de filosofía y poeta. Su primer libro “Los pájaros” (2013) se publica en editorial Eolas y es presentado por la poeta Raquel Lanseros, Julio Llamazares y Antonio Colinas en Madrid y Salamanca. En 2016 se publica “Adiós a la noche” con la editorial Isla de Siltolá y en 2019 “Todo lo contrario a la belleza” en la misma editorial.
Ha publicado algunos poemas en inglés en la revista “Adelaide” de Nueva York. También ha participado en distintas revistas de poesía española y congresos Recientemente ha publicado “Nominalismos”, con editorial Eolas de León. Actualmente colabora escribiendo crónicas en periódicos de Lanzarote y ejerciendo su labor docente.
En mayo de 2024 se publicó “Ondina”, en la editorial Huerga y Fierro.

COMENTARIO: A veces hay poemas que, al leerlos, ya sabes que formarán parte de tu vida. Por distintas razones, los versos, la estructura, las palabras se instalan en lo más íntimo de tu memoria, ofreciendo una clave de lectura, un nuevo modo de nombrar o unas imágenes recurrentes que te asaltan para interpretar la complejidad del mundo. Se convierten en una especie de código secreto que dota de significado a experiencias cotidianas que antes pasaban desapercibidas. Con el de Andrea Bernal ocurre lo anterior. La poeta ha conseguido destilar de manera brillante, en un único y poderoso concepto: el temblor, cualquier aspecto que remita a esa situación. Gracias a su mirada, ya todo lo que tiembla (desde la incertidumbre personal hasta la inestabilidad global, pasando por aspectos tan insignificantes como la luz de una lámpara) remitirá a su poema, transformando un simple movimiento físico o emocional en una categoría poética que abarca la vulnerabilidad, la verdad y la experiencia personal compartida, pero también la más íntima.

Lo anterior debería hacernos reflexionar sobre el poder de la literatura, en general, y de la poesía, en particular. Resulta difícil de admitir, sobre todo en la juventud, cuando la sensación de ser únicos y especiales es intensa, que los sentimientos que consideramos más íntimos y auténticos -como pueden ser el amor, la soledad, la distancia, la ira o los deseos inconfesables- no son propiamente nuestros. En realidad, forman parte de un vasto acervo cultural, literario y poético que nos precede. Es la poesía la que, al nombrar y dar forma a esas emociones a lo largo de los siglos, nos proporciona el lenguaje y la estructura interna para sentirlas y expresarlas con determinada fuerza. Cuando sentimos la soledad, la sentimos con la voz de los poetas que la han escrito; cuando amamos, cuando temblamos, lo hacemos con la intensidad que la literatura le ha otorgado a ese gesto. La poesía no inventa la emoción, pero sí le confiere una forma y una resonancia cultural que hace que nuestro temblor personal encuentre el modo exacto de verbalizarse.

Podríamos ir más allá y demostrar que la cultura, la literatura, define nuestra forma de sentir. El cine, la música, las novelas, los poemas no solo reflejan la experiencia humana, sino que, de manera más profunda, nos enseñan qué sentimos y cómo lo sentimos. Las narrativas artísticas actúan como un molde que estructura y canaliza nuestras respuestas emocionales. Por ejemplo, la forma en que concebimos la tristeza en un funeral está influenciada por las escenas cinematográficas que hemos visto; la manera en que experimentamos la pasión está saturada por las letras de canciones. O más concretamente, hoy que celebramos el Día Internacional del Flamenco, recordamos que este arte nos enseña a temblar ante la pena, la alegría o la injusticia. El quejío del cantaor, el zapateado en el suelo o el duende no son simplemente movimientos o sonidos; son nuestra codificación andaluza de la emoción más auténtica. Al escuchar un cante jondo, aprendemos a canalizar la fatalidad y la fuerza vital con esa intensidad precisa que solo el Flamenco, como acervo cultural, puede proporcionarnos. Nuestro temblor es muy flamenco, por tanto.

Siempre recuerdo en este sentido  El amor y Occidente al respecto. En esta obra, Denis de Rougemont, argumenta cómo el concepto occidental de amor-pasión (el amor trágico, el eros prohibido y sufriente) fue literalmente construido y codificado por la literatura medieval, específicamente a través del mito de Tristán e Isolda. De Rougemont sostiene que las personas no descubren espontáneamente esa forma de amor, sino que la sienten porque la literatura les ha proporcionado el guion para vivir esa intensidad, esa pasión. Salvando las distancias, el poema de Andrea Bernal, en nuestro caso, al elevar el "temblor" a categoría de verdad y poesía, nos ofrece una nueva mirada para interpretar la fragilidad, la incertidumbre y la emoción, integrando ese gesto en el repertorio de respuestas que definen nuestra vida interior.

O dicho de otro modo, todo lo que tiembla, tiembla a partir de ahora con las palabras certeras de Andrea Bernal. 

Este blog no tendría sentido si no ofreciera esta oportunidad a sus lectores de encontrar las palabras exactas para nombrar lo que les ocurre. La poesía, más allá de su función estética o formativa, es esencialmente un acto de descubrimiento, de descubrimiento de uno mismo y de lo que te rodea. En Todo lo que tiembla, Bernal toma esa emoción caótica e informe que nos desborda (el miedo, el amor, la incertidumbre) y le otorga una identidad y un lugar dentro del lenguaje propio del lector. Y es curioso, porque al leer su poema, descubrimos que nuestro temblor personal no es un defecto, sino un fenómeno compartido, una certeza construida por otros. ¿O acaso, por ejemplo, no buscamos todos y todas, cuando eres joven, a esa persona que, al mirarla, nos haga temblar el cuerpo y el alma? Es en ese temblor donde reside la vida más auténtica, también la razón de la propia fragilidad, del dolor y la distancia más aterradora.

Y, sin embargo, la lectura nos ofrece un refugio donde ser uno mismo, más libres, incluso, más auténticos. Andrea Bernal nos enseña que la vulnerabilidad -ese "temblar"- es el punto de partida para la belleza. Por ello, el poema es un elogio de la poesía, un elogio a la humanidad compartida. Lo que hace la poeta madrileña es proporcionarnos una  herramienta precisa para conectar nuestro pequeño universo interior con el "temblor" de las lámparas, los niños de Gaza... y las mujeres del mundo. Creemos que leer poesía no es un lujo o un pasatiempo o un divertimento de aburridos, sino una necesidad vital para poder seguir en este temblor inevitable que es la vida, encontrando en el temblor la belleza del mundo que nos rodea. 

Desde aquí, queremos agradecer a Andrea Bernal por compartir su trabajo y por formar parte ya de La voz de la poesía, que no deja de crecer semana tras semana.



ACTIVIDADES:

  • Inventa otro título para el poema. justifica tu elección.

  • Analiza las figuras de la "camarera" y el "cirujano" en los versos: "La camarera de esta panadería no puede temblar. / La mano de mi cirujano tampoco. / Hay personas a las que no les está permitido temblar." ¿Por qué, en términos de su rol social o laboral, a estas personas "no les está permitido temblar"? ¿Qué crítica social implícita hace la poeta sobre la sociedad actual?

  • ¿Qué otras personas no tiemblan? ¿A qué otras personas no les está permitido temblar? ¿En qué sentido temblar es algo positivo y cuándo no lo sería?

  • El poema afirma: "Todas las certezas están construidas de temblores" y "Tenemos un temblor adjunto inevitable: Las respuestas". Explica esta paradoja. ¿Cómo puede la certeza, que implica firmeza, estar construida sobre el temblor, que implica inestabilidad? ¿Qué significa que las respuestas lleven consigo un "temblor adjunto inevitable"?

  • En el poema hay algunas palabras que seguro que desconoces. Busca su significado. Y explica el sentido de las mismas en el poema.

  • Este verso puede ser un aforismo también: La piedra tembló antes de ser piedra. Crea los tuyos propios a partir de los siguientes documentos:


  • Investiga brevemente el mito de Tristán e Isolda. también puedes buscar referencias sobre El amor y occidente. Luego, argumenta: ¿De qué manera la épica de amor trágico enseña a las personas a sentir que el sufrimiento y la prohibición son esenciales para la pasión intensa?

  • Identifica una canción, una película o una serie reciente (últimos 3 años) cuya narrativa o cuya letra te hayan hecho temblar (puede ser a nivel emocional, familiar, social, político, etc.). Comparte con el resto de clase tu descubrimiento.

  • Hoy es 16 de noviembre, Día Internacional del Flamenco como Patrimonio de la Humanidad. Os dejamos algo que, tal vez, os puede hacer temblar. Si no es así, busca tus propias temblores flamencos y comparte con el resto:




  • ¿Qué te hace temblar de una manera positiva?

  • ¿Quién te hace temblar, desde un sentimiento auténtico y puro?

  • Busca en este blog tres poemas que te hagan temblar por una u otra razón y explica tu elección.

  • Deja un comentario, si te apetece, en esta entrada.

Comentarios