LA LLAVE DE LA CULPA

 Cuando accionan la llave de la culpa

en una sociedad aterrada,

una finísima lluvia ácida

humedece los tejados 

de pueblos y ciudades. 

 

Así crecen los casos 

de artrosis ideológica,

mientras vuelan negras aves

sobre las fábricas cerradas,

y nadie salió con paraguas

a hacer la cola de la beneficencia. 

 

Se escribe la Historia de los pobres

con la misma tinta de oprobio

siglo tras siglo. 

Lobos del miedo riendo,

antiguos señores feudales 

resucitando dulcemente;

niños desnutridos 

a la vuelta de la esquina. 

 

Son viejos jinetes entablillados

a putrefactos caballos también sometidos. 

Canciones que suenan a Réquiem

por más notas agudas que incorporen

y aunque la orquesta del Telediario 

practique ficticias felicidades de almíbar

coqueteando con acordes en tono mayor. 

 

 

Se ha perdido la batalla. 

Menos mal que ganamos el Mundial de fútbol.

Poema de Mobiliario Básico

Ediciones en Huida



DATOS DEL POETAAntonio Revert Lázaro. Nacido en Granada (aunque se crió en Alicante), reside actualmente en Santa Cruz de Tenerife. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, con especialidad jurídico-empresarial CEU-San Pablo. Pertenece al cuerpo superior jurídico del Estado de Letrados de la Administración de Justicia (anteriormente llamados “secretarios judiciales”), al que accedió como número uno de su promoción del turno de oposición libre entre licenciados en Derecho de toda España. Fue condecorado con la cruz distinguida de San Raimundo de Peñafort por el ministro de Justicia Juan Fernando López Aguilar en el año 2004.

Ha publicado hasta el momento los poemarios "Diego contra la oscuridad", editado por factoriadelarte (Tejina, Santa Cruz de Tenerife, 2014), "Mobiliario básico" y "Rutina de volar" (estos dos últimos editados por Ediciones En Huida, en 2018 y 2019, respectivamente). Poemas suyos están incluidos en las antologías Y así sería para siempre (editado por la Escuela Canaria de Creación literaria), Contra: poesía ante la represión (Coordinadora Anti Represión de la Región de Murcia), Voces del Extremo (Antología 2012/2016), de editorial Amargord, El abrazo del Nogal de Daimuz (Trilogía-Homenaje a Fdco. García Lorca, Juglar-Edic.) y Marcos-Ana, Revolución (editorial Alianza Iberoamericana).

Es coordinador del encuentro de poesía de la conciencia crítica Voces del extremo en su edición de Tenerife, junto a José María García Linares y Ernesto Suárez.

Profesor titulado de piano (grado medio) por el Conservatorio Superior de Música de Alicante, ha formado parte de varias bandas de rock en Tenerife, como teclista.


COMENTARIO: Si pensamos como nace en nosotros el sentimiento de culpabilidad, podemos recordar la primera vez que un niño muy pequeño rompe algo, el típico jarrón del típico ejemplo. Al principio, el niño no sabe si reír o llorar, no en vano, reconoce que algo se ha roto, pero se encuentra en el contexto de juego. Cuando se acerca la figura de autoridad, según la cara que ponga, los gestos y volumen de las palabras que usa, ya sabe qué sentir..., ya conoce el sentimiento de culpa.

Sin embargo, es curioso que si nos acordamos de Paul Ekman y su estudio sobre las emociones básicas (7, señala el famoso psicólogo: la tristeza, la ira, la sorpresa, el miedo, el asco, el desprecio y la alegría) la culpa no aparece entre ellas. De hecho, la culpa es una emoción secundaria o que se elabora socialmente. De ahí el acierto del poema de esta semana. ¿Quién o quiénes "accionan la llave de la culpa"? Es esta una pregunta que excede los límites de este comentario, pero que no debe pasar desapercibida. No sabemos la respuesta exacta, pero desde luego, sí conocemos algunos datos de sus perfiles. Debe ser, como en el caso de arriba, una autoridad establecida (los padres, los profesores, pero también, la tradición, la historia o incluso la clase social o la economía), que imponga sus códigos y sus valores (lo que está bien o mal, lo que sea justo o injusto, correcto o incorrecto). Luego, tiene que tener el suficiente poder coercitivo para que sus amenazas o castigos puedan llevarse a cabo. Por decirlo de alguna manera, tiene que estar institucionalizado ese poder (tanto en el caso de los padres, como en el de los profesores, la moral dominante de la tradición o el sistema económico que domine). En cualquier caso, tiene que poseer elementos para que, desde el exterior, pueda afectarnos interiormente.

Ese salto, casi imperceptible, del exterior al interior de cada uno de nosotros resulta paradójico. En el poema es una lluvia ácida, sucia, por tanto, tóxica siempre. Y el resultado es el mismo: crear miedo. Miedo a perder el trabajo (vuelan negras aves/ sobre las fábricas cerradas), miedo a no ser lo que se espera de nosotros; a no estar a la altura de un sistema económico que demanda individualismo atroz, beneficios a toda costa; miedo, en definitiva, bajo nuestro punto de vista, a la libertad.

Y esto ocurre, según el poema de Revert, por una "artrosis ideológica". Hay una alienación entre los pobres, los trabajadores que se sienten culpables si quedan fuera del sistema, si tienen que recurrir las colas del hambre, suponemos. Aunque, esa situación depende mucho más de la bolsa, las estructuras supraeconómicas, que de su propia condición de trabajador, como se ha demostrado durante siglos en la historia del capitalismo. El poeta además, no oculta su indignación ante esta situación y reconoce como los medios de comunicación, el cuarto poder juega un papel primordial en todo este entramado que hace culpable a los que no son responsables directos de las injusticias sociales. Y, en los últimos versos, se denuncia tajantemente el peligro que conlleva el consumismo que alienta todo el miedo acumulado: ya nadie lucha por sus derechos de manera conjunta, el sistema nos ha individualizado tanto, que lo único que nos une de manera fervorosa es el fútbol en el capitalismo de ficción. Curiosamente, delante de las pantallas o en el estadio, actuamos como niños pequeños: saltamos, aullamos, peleamos, nos alegramos hasta el extremo o incluso nos entristecemos o lloramos por un simple juego que oculta toda la dominación salvaje del capitalismo globalizado.

Esperamos que el poema de Revert, al que agradecemos desde aquí su participación en el Proyecto Aniversario, nos sirva para recapacitar sobre el concepto de culpa que nos imponen desde fuera y para aprender a ser más libres, más justos con nosotros mismos y más solidarios con los que nos rodean.


ACTIVIDADES:

  • Antonio Revert es jurista y, seguramente, habrá visto en su trabajo muchas personas que han sido culpables y condenados por delito. ¿Qué te parece su visión sobre la sociedad que aparece en este poema?
  • Escucha la canción de Siniestro Total, La sociedad es la culpable. ¿Puedes establecer alguna relación entre el poema de Revert y la canción de Johnny Burning?
  • Busca información sobre Paul Ekman y sus estudios sobre las emociones básicas. ¿Te aparecen acertadas sus tesis al respecto de las emociones? ¿Crees que la culpabilidad depende de la sociedad o de la autoridad establecida? Justifica tu respuesta partiendo de la información buscada.
  • Si quieres conocer otros poemas que traten el tema de la culpa, os dejamos los siguientes: Alas rotas de David Galván, Matar al dragón de Amalia Bautista, La salvaje esperanza de Gonzalo Arango.
  • Si te interesa el modo que se relaciona el capitalismo actual con el fútbol, te recomendamos este artículo: El infantilismo de la sociedad y la pasión por el fútbol, basado en el concepto de capitalismo de ficción de Vicente Verdú. Si quieres conocer más poemas relacionados con este concepto, pincha en: Anuncios, de Aurora Luque, o en Call Center de Pablo García Casado, 
  • Haz una redacción en el que establezcas argumentos a favor y en contra del siguiente tema: ¿Son los ciudadanos responsables de las injusticias sociales?
  • Deja un comentario, si te apetece, en esta entrada.

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