EN EL FONDO DEL VALLE HA MUERTO JORGE RIECHMANN



"... así de los caminos, con aguas y nieves y con perderlos..."
Teresa de Jesús (Fundaciones)

En los senderos de montaña, a veces,
un montoncito de piedras señala: por aquí.
Si el hito se ha desmoronado, al pasar lo recrea el 
                                                                               caminante
añadiendo una o dos piedras, apenas lo preciso
para poder reconocerlo como la señal de vida que es.

Siempre necesitados de alguna orientación,
tan confundidos siempre...

Así el poema: la marca de un camino, y el cuidado
común de las señales que tratan
de que no extraviemos la vereda. Uno pasa
y añade su pequeña piedra. Pero el camino es obra
común de innumerables caminantes.

A veces, ya sabéis, un hito marca una tumba.
También en la montaña.


DATOS DEL POETAJorge Riechmann (vecino de Cercedilla, profesor titular de filosofía moral primero en la UB y después en la UAM, nacido en Madrid en 1962) escribe poemas y ensayos. Ha dedicado bastante esfuerzo a tratar de comprender las diferentes dimensiones de la crisis ecológico-social desde mediados de los años ochenta. Dirigió el Observatorio de la Sostenibilidad en España en su fase de constitución (2004-2005), y trató de desarrollar algo así como un ecologismo obrero desde la Fundación 1º de Mayo y el Instituto de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) entre 1996 y 2008. Llegó en 2009 al Departamento de Filosofía de la UAM. Dirige (junto con Jose Albelda de la UPV) el Máster interuniversitario en Humanidades Ecológicas, Sustentabilidad y Transición Ecosocial (MHESTE) desde su primera edición (curso 2020-21).

Dos extensos tramos de su poesía están reunidos en Futuralgia (poesía 1979 a 2000, Calambur 2011) y Entreser (poesía 1993 a 2007, Monte Ávila 2013). Sus poemarios más recientes son Himnos craquelados (Calambur 2015), Ars nesciendi (Amargord 2018), Grafitis para neandertales (Eolas 2019) y Mudanza del isonauta -enkráteia (Tusquets 2020). Ha traducido extensamente a Heiner Müller y a René Char. Ha reunido ensayos de poética y reflexión estética en libros como Fracasar mejor (Olifante, 2013), El siglo de la Gran Prueba (Baile del Sol, 2013), Ahí es nada (El Gallo de Oro, 2014) o Peces fuera del agua (Baile del Sol, 2016). Y claro, el último libro es el que estamos presentando aquí, también en Baile del Sol.

Es autor de varias decenas de ensayos sobre cuestiones de ecología política y pensamiento ecológico, entre los que destaca su “pentalogía de la autocontención” (que componen los volúmenes Un mundo vulnerableBiomímesis, Gente que no quiere viajar a Marte, La habitación de Pascal y Todos los animales somos hermanos, todos ellos en Libros de la Catarata). Sus ensayos más recientes son Autoconstrucción (Catarata, 2015), ¿Derrotó el smartphone al movimiento ecologista? (Catarata, 2016), Ética extramuros (eds. UAM, 2016), Tuits para el siglo de la Gran Prueba- Disparos con parábola (Plaza & Valdés, 2017), ¿Vivir como buenos huérfanos? (Catarata, 2017), Ecosocialismo descalzo (Icaria, 2018), Otro fin del mundo es posible (mra eds., 2019), Informe a la Subcomisión de Cuaternario (Árdora, 2021) y Simbioética (en prensa). 

Su blog: www.tratarde.org . Cuenta de Twitter: @JorgeRiechmann

Fuente: UAM Facultad de Filosofía y Letras.


COMENTARIO: Tendremos que hablar de la muerte porque la fecha así lo establece. Y el poemario de Riechmann nos viene como anillo al dedo. Ya lo ha contado él en su introducción al poema y lo recordamos ahora: el dos de enero de 1957 murió su tío, Jorge Riechmann, en el refugio de la Real Sociedad Española de Alpinismo de Peñalara, al fondo del valle de la Fuenfría. Bajo esa circunstancia el libro y el poema de esta semana crea un juego de espejos, de identidades que se solapan para relacionar vida y muerte, pasado y presente, quietud y movimiento, ausencia y existencia. Invocando todas estas contradicciones aparentes mediante la palabra poética, mediante la escritura. La imagen es sencilla y bella a la vez: podemos evocar a tío y sobrino, alpinista y poeta realizando una misma acción sin importancia aparente: colocar unas piedras en el camino para ayudar a otras personas en su extravío.

Esas piedras en el camino, esa ayuda es necesaria para no perderse en la vida, en un refugio que puede ser una tumba: "Siempre necesitados de alguna orientación/ tan confundidos siempre...". La literatura, la poesía de Riechmann en este caso, hace sentir la muerte como una lejanía presente: los versos amortiguan la certeza de lo ocurrido y lo que tiene que ocurrir, el desenlace no se sustrae o desaparece, pero se siente de otro modo. La poesía busca un extraño consuelo, un ejercicio para aprender la decepción que supone estar vivo. En ningún caso creemos que ese consuelo sea un bálsamo definitivo. La pérdida de un ser querido es un golpe tan duro que parece como si un rayo quebrara el horizonte irremediablemente y, del mismo tajo, algo en nuestro propio interior se rompe para siempre. Sin embargo, la poesía sí es capaz de situarse en ese momento crucial y hacerlo con un renovado deslumbramiento: la conciencia de nuestra propia finitud. Ese hito es el poema, el pequeño montículo de piedrecitas hecho de palabras dispuestas sobre la vida de cada uno, sobre la nada. 

Ya hemos hablado de la muerte, pero celebramos la fiesta y ello requiere que se atienda a la vida también. Es una de las intenciones de nuestro poeta que, recordando a Mari Luz Esteban, en su Manifiesto de las mujeres viejas, quiere que el lector aprenda "el arte de morir y brindar por la vida". Por eso la poesía viene al encuentro de esa celebración de la vida. El canto, la memoria, el ritmo, incluso la cita con la que se inicia el poema hace posible cantar la muerte de seres queridos y hacerlo para afirmar la propia existencia. Los otros mueren, también, para que aprendamos a vivir. Ese aprendizaje, por duro que sea, requiere que comprendamos nuestra propia finitud y, por tanto, que el dolor y la belleza, la melancolía y los instantes más minúsculos de felicidad, también llevan la marca de la finitud. De ahí que haya que vivirlos con pasión, por irrepetibles. Comprender esa finitud también nos forzará a desechar lo que hace que nuestra vida se emponzoñe, se eche a perder por insistir en convivir con lo que ya nada aporta o está muerto: da igual que sean amigos, lazos familiares, amores imposibles o un trabajo que mata nuestra vitalidad poco a poco. Todo lo que nos mata tiene que morir, para dar otra oportunidad a la vida, aunque no sea la que esperábamos. Los últimos versos, con una fina elipsis, casi un aforismo, nos dejan en medio del camino, a la intemperie, con la sola ayuda de la poesía: "A veces, ya sabéis, un hito marca una tumba./ También en la montaña". Que la poesía sea útil para salvarnos es otra cuestión, pero el final del poema parece contundente, también es memorable, porque ningún lector puede olvidarse de él con facilidad, por tanto, consideramos que supone un final inmejorable, exacto, genial. 

Agradecemos enormemente la generosidad con nuestro blog a Jorge Riechmann en nuestro intento de acercar la voz de poetas a las aulas (pincha aquí para conocer todas las voces hasta ahora). En esta iniciativa hay autores nacionales y de otros países con una trayectoria que abruma (con premios nacionales e internacionales); y, desde luego, esta semana con Riechmann conseguimos un hito memorable en nuestra andadura por los caminos de la docencia. Es un honor y un privilegio poder contar con voces tan consagradas y reconocidas en nuestro espacio. 


ACTIVIDADES:

  • El poema de esta semana no tiene título, el que aparece al inicio de nuestra entrada es el nombre del poemario. Inventa un título posible y justifica tu elección.
  • ¿Qué relación puede guardar la cita de Teresa de Jesús con el poema? Busca información sobre Teresa de Jesús antes de contestar a esta cuestión.
  • Explica el sentido de los siguientes versos: el camino es obra/ común de innumerables caminantes.
  • Intenta escribir un  microrrelato partiendo del poema. Te dejamos la siguiente ayuda para intentarlo: 

  • Busca información sobre las posiciones sobre ecología y medio ambiente de Jorge Riechmann, por ejemplo leyendo esta entrevista o en su página oficial. Señala las tesis principales que defiende desde su ecologismo ético.
  • Para los que conocen el valle de la Fuenfría, el lugar en el que Jorge Riechmann murió, le resultará curioso que por la zona haya un Mirador de los Poetas y otro Mirador Luis Rosales. Busca información sobre la situación actual de refugio de la Real Sociedad Española de Alpinismo de Peñalara. Y busca poemas de Luis Rosales. Si existe algún lector que frecuente la zona, le invito a realizar una pequeña acción poética: colocar en dichos miradores o en dicho refugio o en cualquier hito de la zona, el poema de esta semana. Si además nos envía una foto que lo corrobore, nos hará inmensamente feliz y le daremos difusión como se merece (amartin@lopezdearenas.net). 
  • En estos días seguro que estás participando en alguna fiesta relacionada con Halloween, lee el siguiente artículo que ha aparecido en el blog de nuestra Biblioteca: Arenas Lectoras. ¿Qué destacarías de lo que cuenta Auxi Calderón sobre esta fiesta?
  • ¿Qué os parece celebrar Halloween con esta actividad de Creatividad Literaria?



  • En este blog han aparecido poemas que tratan la muerte y el duelo. Os proponemos revisad los siguientes.


(Pincha en la imagen o aquí).
  • Deja un comentario en esta entrada , un blog se alimenta de ellos y la trayectoria de Jorge Riechmann, sin duda, se los merece.

Comentarios

  1. La vida y la muerte no son más que un juego entre el Yo y el Nosotros
    El camino de Nosotros las piedras del Yo
    Incluso cuando nos vamos esa relación queda dentro de cada uno en su Yo donde reside ese Nosotros en lugares insospechados del corazón ,la memoria , el alma.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Interesante reflexión: ese dualismo merece que el lector lo explore y se detenga en él, porque abre el poema a otras lecturas posibles. Gracias por pasar por aquí e iluminarlos.

      Eliminar

Publicar un comentario