TIEMPO
El tiempo pertenece a la espera,
a la memoria de los muertos
que miran
cómo pasea el péndulo
el naufragio de los días.
Como espadas en la carne
dos lágrimas en la esfera fijan
andamios que sostienen la muerte.
El tiempo pertenece a un pájaro callado.
nace del vacío
y como un fantasma
sopla las velas.
Dispone las paredes y sus ruinas,
la enfermedad de los acantilados,
que la luz caiga o no
de las manos del suicida.
Y, sin embargo,
dos cuerpos que se aman,
como presentes extendidos,
le desafían, recordando
que el agua no calla
al borde del camino
DATOS DE LA POETA: Begoña Cabezas nace en Madrid y es licenciada por la Universidad Autónoma en Filología Hispánica. Ejerce la docencia dentro del campo de la Lengua y la Literatura, apostando también por combinar, dentro de las aulas, los talleres literarios para llevar el gusto por la creación a los más jóvenes. La sed del hielo es su primer poemario, habiendo publicado poesías en la Antología: 54 poetas que corrieron la maratón de Chicago, de la editorial Ars poética.
COMENTARIO: A menudo el alumnado identifica la poesía con el amor. Es un prejuicio extendido. Si estás enamorado los poemas son el referente. Y esa idea preconcebida, legítima, tal vez, es una fama merecida porque el tema amoroso es un tópico que se repite incansablemente entre los poetas a lo largo de la Historia de la Literatura. Pero, curiosamente, esta realidad desvirtúa la lectura de poemas y el acercamiento a ella de muchos alumnos y alumnas. En los lectores jóvenes hastío, por desconocimiento, hacia la poesía, porque siempre se habla del amor. Y el amor cansa. En este blog nos empeñamos en contrarrestar esta realidad y los poemas y los temas que tratamos son mucho más diversos: el paso del tiempo por supuesto, pero también las enseñanzas del dolor, la soledad, la infancia,la justicia, las guerras, los derechos humanos, también la solidaridad, la amistad, la felicidad, etc. Más de 500 poemas publicados dan para mucho. Y, sin embargo, hoy sucumbimos a la primavera y, claudicamos para celebrar el amor en este blog.
Pero antes de hacerlo, porque el poema así lo encuadra, tenemos que referirnos al tiempo, al paso del tiempo. La posición de Begoña Cabezas no deja ninguna duda. Se concibe el paso del tiempo como un poder imparable y desgarrador que lo arrastra todo consigo, desde lo más hermoso hasta lo más doloroso. La idea del tiempo como algo perteneciente a lo que está por llegar, de manera inevitable, nos sitúa en la esfera de la muerte. Porque eso somos, seres mortales. El tiempo se convierte en una fuerza que no distingue entre los vivos y los muertos, que arrastra a todos en su flujo continuo. No hay solución alternativa, del naufragio no escapará nada ni nadie. Los días se desvanecen, se hunden, como la vida misma, en un mar irreversible en el que no hay orillas en las que descansar. En el poema, el tiempo no es un aliado ni un recurso, sino un enemigo que va desgastando todo lo que existe, incluso nuestras emociones y recuerdos. Pero no solo a nivel intelectual o psicológico, también hay dolor físico, una herida constante, en mitad del pecho o en el estómago que nace del vacío, que se alza sobre las ruinas que deja atrás. El poema es duro, como la realidad que describe: el tiempo y su inexorable ley.
Y sin embargo, al final, la poeta madrileña sí nos ofrece un contrapunto, cierta luz que proviene del amor, de dos cuerpos que se aman. Cuando el poema parecía ser una oda al desánimo, cuando parecía que todo estaba perdido, de repente, ocurre lo inesperado. Ese sin embargo se interpone como un paréntesis rebelde, una pausa que obliga al lector a aceptar lo anterior, pero también a mirar de otro modo. No es un golpe de timón violento, sino el arte de una objeción elegante. ¿Cuánta fuerza puede tener una locución adverbial en un texto, en un poema? En este caso, es una grieta por donde se cuela la posibilidad de ver el mundo desde otro ángulo. Una inflexión que cambia el tono del poema. Queda un lugar para la esperanza, hay un tiempo y un lugar para el amor. Esto es: estamos en primavera, aceptémoslo. Y entonces no hay pasado ni futuro, todo es presente, no ausencia, sino presencia, sin distancias. Y aparece el agua misteriosamente...
¿Qué es ese agua que brota y no calla? ¿Es una metáfora o puede que otra cosa? En el primer caso, el agua representa el flujo, la movilidad, el cambio. A diferencia de las estructuras rígidas del paso del tiempo, el agua es adaptable. Además, el agua puede simbolizar la memoria que persiste a pesar del olvido, que es la muerte en el poema. También puede ser visto como un símbolo de vida y renovación, recordándonos que, a pesar de las dificultades presentadas por el paso del tiempo y la muerte, el amor entre los dos cuerpos puede ser una fuente de vida infinita. Si no se lee como una metáfora, los versos finales son un misterio, algo que se nos escapa, como la trascendencia, algo sagrado que solo los cuerpos que se aman, que aman con autenticidad, conocen. Y ahí no podemos ayudar al lector o lectora, tendrán que descubrir su significado cuando amem. Yo no lo sé de cierto, lo supongo, como diría Jaime Sabines en uno de sus magníficos poemas.
Agradecemos a Begoña Cabezas su envío, la elección del poema ha sido muy acertada y seguro que el alumnado se emocionará con él. Ya forma parte de La Voz de la Poesía.
Completamos esta entrada con la colaboración con el proyecto: Nosotras: mujeres y poetas, que coordina Olga RT.
ACTIVIDADES:
- Imagina otro título para el poema. Explica tu elección.
- En el poema, el tiempo aparece descrito de muchas formas: pájaro callado, fantasma, naufragio. Extrae todas las imágenes que la poeta utiliza para representar el tiempo. Elige una de ellas y descríbela con tus propias palabras.
- En esta entrevista, tal vez descubras algunas claves para entender este poema de otra forma. Después de verla, ¿cambia en algo tu lectura de este poema?
- Imagina un diálogo entre el tiempo y el amor. El tiempo argumenta que todo es efímero, que nada permanece. El amor le responde con la idea de que algunas cosas sí pueden vencer al tiempo. Escribe este diálogo en forma de una dramatización para el aula.
- ¿Estás de acuerdo con la afirmación de que la poesía se asocia demasiado con el amor? Busca en este mismo blog poemas que traten otros temas como el dolor, la soledad, la memoria, la justicia, etc.
- Lee el siguiente poema de Sabines al que se hace referencia en el comentario y relaciónalo con el de Begoña Cabezas.
- Relaciona el poema de Begoña Cabezas con el elegido por Olga RT. ¿En qué sentido se parecen, en qué sentido son distintos?
- Deja un comentario más abajo si quieres.
“El amor no es la eternidad;
ResponderEliminartampoco es el tiempo de los
calendarios y los relojes, el tiempo
sucesivo. El tiempo del amor no es
grande ni chico; es la percepción
instantánea de todos los tiempos en
uno solo, de todas las vidas en un instante.
No nos libra de la muerte,
pero nos hace verla a la cara. Es
instante es el reverso y el complemento del sentimiento
oceánico. No es el regreso de las aguas
de origen sino la conquista de un
estado que nos reconcilia con el
exilio del paraíso”
Octavio Paz